Son 58 meses de trabajo en la defensa de los investigados de la primera fase y 52 de la segunda del caso Oikos y, aunque absueltos, nadie les va a ayudar en las costas de sus abogados, por lo que el júbilo de ayer ahora se transforma en una "dolorosa" -término popular para explicar la factura- que en la conexión con los letrados dan por buena.
Las defensas han tenido un trabajo extraordinario que realizar, y es que la causa lleva más de quince mil folios de un sumario en el que el alivio seguramente ha sido la sucesión de escenas de humor propiciadas por el surrealista relato policial. A lectura tan entretenida se suma la de la jurisprudencia y la de los casos que van emergiendo, como el de Osasuna que tanto bien ha hecho desde el Supremo a la causa.
Al no haber condenas a costas (aunque pueda haber, y en algún caso lo habrá, reclamaciones al Estado), son los propios defendidos los que pese a ver archivada una causa que, por tanto, nació sin fundamentos sólidos, han de abonar las facturas de los letrados, que se sustanciarán desde los 20.000 euros en los casos más bajos hasta los cuarenta, cincuenta mil o más euros en los despachos más prestigiosos que escogieron algunos de los investigados. La factura de un caso prolongado hasta la extenuación sin pies ni cabeza.