A la edad de 98 años ha dejado de latir el corazón de Antonio Turmo Tornil (El Grado, 30-01-1927). Durante casi cuatro décadas no solo fue un deportista nato sino también la voz del deporte en Radio Huesca. Con él coincidí en su última etapa como periodista, coincidiendo con mis inicios en la profesión. Mano a mano durante siete años, hasta mi marcha de la radio y su jubilación como funcionario de la Seguridad Social.
Toda una vida la que compartimos en tan poco tiempo da para asegurar el honor que supuso para mí escucharle y aprender lecciones magistrales, el gusto por todos los deportes, especialmente los llamados “minoritarios”. Era un apasionado de todo y me transmitió lo importante que era dar cabida a todos en las ondas. Creo que aprendí bien de Antonio, a quien he recordado siempre con un afecto y un cariño especial.
En 2005, con motivo de la concesión del premio “Luis Garcés” a los Valores Humanos en la Gala Provincial del Deporte, organizada por la Asociación de la Prensa Deportiva de Huesca, de la cual era Socio Vitalicio, mantuvimos en su domicilio una larga conversación que ahora sirve de testamento vital. “Si algo bueno he sacado del deporte son los muchos amigos que tengo”, afirmó.
A través del grupo de catecismo de Salesianos se inició en el deporte -para San Lorenzo se montaban en la Avenida de Monreal unas pequeñas olimpiadas- y en 1943 ya acudió a Barcelona para participar en la Olimpiada Juvenil, donde corrió la prueba de los 5.000 metros “con camiseta, pantalón y zapatillas de goma”.
Aquel mismo año corrió por vez primera el Cross de Navidad en Zaragoza. Acudió como atleta a las competiciones del Frente de Juventudes y a los campeonatos regionales en Zaragoza. Vivió con pasión aquellos torneos atléticos de ida y vuelta entre Huesca y Monzón con motivo de las fiestas de San Lorenzo y San Mateo. En la capital oscense tenía que hacer de todo, desde organizar a correr.
Esa pasión por el atletismo la simultaneaba también con el fútbol y el baloncesto, con el Dardo y el Corbis respectivamente.
El Corbis fue absorbido por la Unión Deportiva Huesca, quedando como segundo equipo. Y en las diferentes épocas del baloncesto ha coincidido con todos los históricos que ha dado el deporte de la canasta oscense. Desde los dos internacionales, Luis Broto y Jesús María Pérez Loriente, hasta una larga lista en la que figuran, entre otros, Artero, Anoro, Buil, los hermanos Vallés, Canudo, Carlos Almazán, Paco Almazán, Rafa Broto, Pepe Pérez Loriente, Roberto Pérez, Fernando Galindo, José María Ballabriga y más tarde con Vizcarro, Goded y Terrén.
Pero Antonio no sólo jugaba, sino que ejercía de capitán y de ayudante del entrenador en el segundo equipo.
Para entonces ya hacía sus pinitos periodísticos porque era el encargado de hacer las correspondientes reseñas en la Nueva España, firmadas con el seudónimo de TAT.
En el baloncesto estuvo con la Federación, con los equipos de Educación y Descanso y OAR Acción Católica y por dos años ganó el título de campeón de España con el INP.
En el atletismo desarrolló la mayor actividad en los 400 y 800 metros, si bien recordaba que menos pértiga, hizo todas las especialidades. Aunque nunca pasó del 1.500. Coincidió con Luciano Vallés, Víctor Ciprés, Miguel Barrio, Alvaro Goded, José Antín y Carmelo Bentué, entre otros.
Llevaba también las riendas de la parte organizativa y estuvo en los campeonatos del Frente de Juventudes en León, Valladolid y Torrelavega.
Hablando del fútbol, recuerda haber arbitrado más partidos que los que dirigió de baloncesto, con especial énfasis a aqellos duelos de rivalidad entre San Viator y Magisterio.
También puso en marcha el primer equipo de ‘balonmano a siete’ federado que hubo en Huesca.
Sus dotes como deportista fue un bien preciado porque, según apuntaba, Solinís le quiso hacer esquiador, Víctor González nadador, Fernando Galindo cazador... y tenía que elegir. “He de confesar que me hubiera gustado hacer rugby, pero no había”, me comentó en aquella entrevista.
EN RADIO HUESCA DESDE 1952
Fue en 1952 cuando empezó a asomar su voz a través de Radio Huesca, instalada entonces en la calle San Salvador. “Del fútbol se encargaban Mompradé, Juncosa y Luis Garcés. Yo me dedicaba a los otros deportes”, recordaba.
Su primera intervención fue en una etapa contrarreloj individual de la Vuelta a España, con una entrevista al alcalde de la época en la que le iba a exponer su posición contraria a este tipo de eventos. Ya pudo advertir lo difícil que era poner obstáculos al poder establecido.
Y si venía de Madrid, más todavía. Desde su posición de asesor en la Delegación de Deportes, comprobó también que de poco valían observaciones que eran de cajón, como que la pista de balonmano del actual Pabellón del Parque (“Víctor Fragoso del Toro” cuando se construyó) no tenía las medidas reglamentarias. “Si en Madrid dicen que es así, así será”, le respondían.
“Lo mío era una rebeldía constructiva”, señalaba Antonio, quien al mismo tiempo afirmaba “nunca me he cansado y la idea con la que siempre trabajé en la radio fue hablar de todos los deportes por poco que fuera”.
Durante los casi cuarenta años de experiencia radiofónica cubrió numerosos eventos deportivos: Universiada Blanca del 81, la Clásica Zaragoza-Sabiñánigo, Descenso del Ésera, motocross, tiro con arco, atletismo, balonmano, el beisbol -que tuvo un paso fugaz por Huesca-, la Travesía al Pantano de Arguis, etapas del Tour de Francia y presencia de la Vuelta a España, voleibol, montañismo, la parada en el Niágara del París-Dakar camino de Barcelona y todo tipo de actividad que se celebrara.
Y, por supuesto, el baloncesto. Porque Antonio Turmo ha vivido y disfrutado con todas las épocas del deporte de la canasta, incluido el femenino. De la última etapa gloriosa recuerda la semilla que fue la Zoiti -con Ortas, Riva y Malo- para el nacimiento del gran Peñas que paseó glorioso por la ACB -y del que fue nombrado Socio de Honor- , con recuerdos imborrables desde la mágica fase de ascenso de Lérida en 1982. Una época en la que también compartió micrófono con su hijo Ricardo en sus extraordinarias narraciones radiofónicas de los partidos del Magia.
Antes de aquello ya había cubierto informaciones del España-Suiza y durante su trayectoria vio desfilar a lo mejorcito del baloncesto patrio, al Palermo argentino (campeón mundial de clubes), a la Universidad Católica de Chile y los primeros encuentros con los franceses.
Hablamos también entonces de la evolución que había apreciado en el deporte oscense y así se refería a ella: “Se ha mejorado en la mentalidad de las familias para que los hijos hagan deporte”, indicaba, y afirmaba apreciar un “cambio brutal” en la disponibilidad de instalaciones “porque, por ejemplo, antes el baloncesto casi siempre era al aire libre y el atletismo, al desaparecer San Jorge, tuvimos que recurrir de prestado al Cuartel y al Querbes hasta que hicieron la Ciudad Deportiva”.
Igualmente apuntaba algo tan esencial como “haber prosperado en la parte técnica, donde hay gente más preparada”.
Y siendo Huesca una ciudad pequeña decía que “me hago cruces de cómo pueden mantener el nivel el baloncesto, el balonmano y el fútbol”. Sobre todo porque, desde la mentalidad de aficionado, veía difícil que un chaval de 18 años pueda pagar por los tres deportes. “La ventaja también está en que la gente se decide más por jugar que por ser espectador”.
También entendía que “la provincia ha prosperado mucho y si hace 50 años los pueblos venían a la capital a ver el deporte, ahora se quedan viendo a los suyos”.
Aquellos recuerdos y palabras de una conversación de hace dos décadas vuelven hoy con toda su fuerza porque llevan la carga de energía de un hombre bueno, de un deportista y de una voz, la de Antonio, que despedimos con emoción porque fue, como él mismo decía, un rebelde constructivo.
Descanse en paz Antonio Turmo y reciba su familia un fuerte abrazo. La capilla ardiente se encuentra en el Tanatorio de los Hermanos Santander. La incineración se realizará en privado y el próximo día 4 de octubre, a las 10:30 horas, se celebrará una misa funeral en la Iglesia de la Real y Parroquial Basílica de San Lorenzo.