Akapo cuenta al detalle cómo vivió su etapa en Huesca, "la más bonita" de su carrera

"El entrenador dio con la tecla. Rubi fue clave", explica el lateral, ahora en el San José Earthquakes de la MLS estadounidense. Desvela la charla que tuvo con Petón tras el ascenso a Primera

DH
24 de Enero de 2024
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Akapo cuenta al detalle en Offsiders cómo vivió su etapa en Huesca, "la más bonita" de su carrera
Akapo cuenta al detalle en Offsiders cómo vivió su etapa en Huesca, "la más bonita" de su carrera

Carlos Akapo, uno de los componentes de la histórica plantilla de la SD Huesca que logró por primera vez ascender a Primera División, ha concedido una entrevista a 'Offsiders' donde repasa los tres años que vivió en el club altoaragonés. Deja muy claro que el año del ascenso ha sido el "más bonito" de su carrera como futbolista y recalca orgulloso que, junto a sus compañeros, "estamos en la historia del Huesca porque nunca antes lo había conseguido".

El primer año, recuerda, Juan Antonio Anquela no pudo ficharlo cuando le quería. El Huesca, después, le firmó libre tras salir del Valencia Mestalla. "El que me quiso de verdad fue Lalo Arantegui. Llegamos mucha gente nueva ese año a Huesca: Ferreiro, Melero, Sergio Herrera… Muchos veníamos de Segunda B. Llegamos a un club humilde con una ciudad pequeñita. Teníamos gente veterana y otros muy joven. Ese equilibrio es el perfecto muchas veces", explica.

Recuerda con cariño a su padre futbolístico, Juan Antonio Anquela, y el año que logró hacer playoff con el Huesca. "Fue muy bueno. Jugué 30 partidos sin lesiones. Jugaba de lateral derecho. Ese año jugué mucho y es que tenía a mi padre futbolístico". 

Ese año el MVP del equipo fue Samu Sáiz. "Tan bueno como tan personaje. Es un jugador que es especial. Tienes que saber llevarlos, no porque sean muy alocados, sino porque tiene su manera de ser. Anquela le dejó a su bola, no le gritaba. Ese año nos metimos en playoff gracias a él. Recuerdo un gol contra el Reus en el último minuto. A mitad de temporada metemos el turbo".

El partido de Levante fue clave para asaltar finalmente el playoff. Un 1-2 histórico en un campo donde esa temporada no había ganado nadie: "Recuerdo los típicos nervios de los primeros minutos. En el 60’ me tiran un balón a la espalda. Se lo doy a Sergio y se queda corto. Morales va por detrás mío y la toca con la puntera y marca. Yo estaba hundidísimo. No quería mirar a nadie. Después le sacaron roja a Róber Pier y a los pocos minutos Anquela me quita. Gracias a Dios, Aguilera mete un gol de cabeza y Samu a los 10 minutos de eso mete otro. Yo llorando en el banquillo. Ese día estaba jodido".

Pero la cosa no quedó ahí, sino que confiesa que eso "lo llevé puesto a los playoff porque lo metí en la mochila. Nos tocó el Getafe de Bordalás. En casa nos meten 0-2 y en el 60’ o así me cambian. Me había mermado y la cabeza pensaba todavía en lo de Levante".

Ese fue el final de Anquela. Después una temporada buena para Akapo, aunque "con un sabor agridulce", lo que estaba por venir era todavía mejor. "Hicimos una plantilla mejorando con lo que nos hacía falta. Entró Cucho, Chimy Ávila, Lluís Sastre, Jorge Pulido, Álex Gallar... Sergio Herrera se va Osasuna y llega Remiro. En aquel momento todos eran desconocidos. Había mucho potencial. El entrenador fue la clave. Rubi dio con la tecla".

Se marchó Samu Saiz a Primera y el encargado de coger el testigo fue Gonzalo Melero: "El primer partido -recuerda- lo perdimos en Numancia, pero a partir de ahí volábamos. Es el año que más me he divertido jugando a fútbol. Eran goles y goles, siempre atacando y generando muchas ocasiones. Nos hizo entender el fútbol de otra manera que hasta hace poco no entendíamos".

Aunque el equipo jugaba en 4-3-3, "es verdad que daba mucha libertad. Los de arriba se movían mucho. Según el equipo que jugábamos, los de arriba defendían de una manera y atacaban de otra. El Cucho se metía por dentro... Los laterales no nos metíamos por dentro, éramos más simples, pero sí hacíamos muchas combinaciones".

Ese año, puntualiza, "jugué mucho de lateral izquierdo y Rubi me obligaba a entrenar con la izquierda. Eso, ahora mismo, no sé si algún entrenador te obliga a entrenar con la zurda. Me adapté muy bien y creo que hice muy buenos partidos de lateral izquierdo". Futbolísticamente, no tiene dudas: "Es uno de los entrenadores que más me ha aportado. Y creo que a todos los que estábamos".

Y es que daba gusto ver a ese Huesca: "Nos sentíamos muy superiores a los equipos. Me acuerdo que ascendimos en Lugo, en un momento histórico. Antes me lesiono el menisco, pero de la pierna derecha. Me tiro un tiempo, como cinco meses, con un edema óseo. Me perdí un tramo largo. Llegamos al final, ascendemos en Lugo y vino el Nàstic. Recuerdo que estaba Álvaro Vázquez y me dijo: "Aflojad que nos estamos jugando la vida". Y yo le dije que no sé jugar de otra manera. Nosotros, casi sin hacer nada, íbamos solos. Al final nos ganaron porque llevábamos cuatro días de fiesta. Quedamos segundos, que eso sí que me fastidió".

Aunque también sabe lo que es ascender con el Cádiz a Primera, recalca que "el año con el Huesca ha sido el más bonito de todos. Nosotros estamos ya en la historia del Huesca por ascender a Primera, que eso nunca antes había pasado. Es historia".

Finalmente recuerda la rúa que hizo la plantilla hasta llegar a la Plaza Navarra. "Había muchísima gente para una ciudad de 50.000 habitantes. Estaba Huesca entera en las calles. Fue increíble".

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