Podemos decir que Juan Antonio Anquela (Linares, Jaén, 1957) fue quien plantó la semilla del primer gran Huesca. Con él en el banquillo, el equipo disputó ese playoff histórico ante el Getafe y, a partir de ahí, solo vinieron grandes hazañas. Después de 12 jornadas consecutivas sin perder, la SD Huesca de Antonio Hidalgo está a un pasito de arrebatar el récord de Anquela. En caso de no perder este domingo en Riazor, precisamente la que fue también su casa, Hidalgo escribirá su nombre con letras de oro en la historia del club altoaragonés.
"Estoy viendo fútbol, pero sin más. Porque es mi vida y porque me gusta. No por otra cosa", subraya Anquela, quien añade que "nadie daba un duro por el Huesca y, al principio, había gente que criticaba al entrenador. Le han dejado en paz, le han dado tranquilidad y el equipo está haciendo un campaña de categoría. Es un equipo muy duro de pelar".
Dani Jiménez, actual meta del Huesca, coincidió con Anquela en su etapa en el Alcorcón. El pasado verano, en una entrevista, Jiménez aseguró que, cuando la situación es estable en lo extradeportivo, eso se traslada al césped. "No es casualidad. Ha llegado Agustín, ha puesto aquello como él cree que tiene que ponerlo y casi siempre acierta en lo que hace. Eso es un valor para cualquier equipo y, para el Huesca, no va a ser una excepción".
Al preguntarle por las fortalezas que él vislumbra desde la lejanía, se queda con una palabra: "equipo". Todos los jugadores "hacen lo que tienen que hacer. Eso convierte un equipo muy competitivo y todo de la mano de un entrenador que nunca se ha puesto nervioso y al que nunca le han podido las críticas".
LA LABOR DE HIDALGO
Anquel se deshace en elogios cuando habla de Antonio Hidalgo, quien le "está sacando mucho jugo a la plantilla y esa es la labor de un entrenador". Deja muy claro que este hombre lo está haciendo y, además, "con una propiedad que, para mí, no me sorprende. Lo veo jugar y es que el que le quiera meter mano tiene que hacer muchas cosas. El Huesca nunca desespera y sabe a lo que juega. Y eso en el fútbol es un valor muy alto".
Cree que entre el Hidalgo jugador y el entrenador "hay mucho que ver". Recuerda que en el campo "siempre sabía lo que había que hacer. Como entrenador sigue la misma historia", resume.
EL RÉCORD DE 12 PARTIDOS SIN PERDER
Le preguntamos por el récord, el suyo en concreto. El Huesca de Anquela, el de la 2016/17, estuvo 12 partidos consecutivos sin perder: su racha empezó ganando 0-2 al Córdoba el 12 de febrero de 2017 y concluyó perdiendo en Girona (3-1) el 6 de mayo.
"No pensaba que habíamos estado tantos partidos sin perder. Eso nunca me ha quitado el sueño. La idea era preparar las cosas para que saliesen bien. Los récords están para quitarlos. Ojalá lo consiga porque nadie le ha regalado absolutamente nada a este Huesca. Tiene que seguir creciendo. La ilusión por conseguir algo grande le tiene que llevar a ser lo que están siendo".
El entrenador jienense guarda buenas relaciones por el Alto Aragón. Pero apunta que no es una relación de "estar hablando todos los días, sino que sé que los tengo ahí y cuando los llamo sé que están". Confiesa que con el que más ha hablado últimamente ha sido con el doctor Galindo. "Es un hombre que vive eso y que su Huesca lo lleva en el corazón. A eso hay que tenerle un respeto muy grande. Tenemos cierta relación también con algún directivo porque son mis amigos".
La charla termina con el recuerdo de un caso en concreto con el de Samu Saiz. Un jugador que en principio estuvo fuera de los planes del equipo pero que acabó siendo fundamental para los intereses del Huesca. De hecho, acabó vendiéndolo después de firmar una gran campaña. Un ejemplo que se puede extrapolar a Hidalgo y al jugo que está sacando de sus jugadores, tanto que en verano -Soko- escucharán ofertas de Primera. "Samu fue un caso muy muy especial. Él quiso y tenía unas cualidades enormes. Pero estaba de paseo en Huesca. El Huesca no lo quería y Lalo (Arantegui) me dijo que en invierno se iba porque no había jugado. No estaba bien en ningún aspecto del juego. Después me dijo que no se iba a ir. Empezamos a ponernos encima de él, a apretarle, y a hacerle volver al fútbol porque estaba fuera. Luego demostró lo grande que era y lo buen futbolista que era. Tuvimos la suerte que lo hizo muy bien y el Huesca sacó una buena tajada de él", concluye.