Marcar un gol en el minuto 97, Javi Pérez mediante, y disfrutar de los tres puntos es una alegría difícilmente comparable, y en El Alcoraz estamos disfrutándola muchísimo este año.
El repertorio de la interpretación ha sido memorable. Pitido final del infumable Lax Franco y todo el Estadio cantando el Himno del Huesca. Eso sí, como si fuera un interludio, la salida del trencilla ha sido convenientemente ambientada con un concierto de pitos y abucheos en una especie de prodigio combinado con la continuidad del himno.
Y, como ha dicho Jesús, que nadie se mueva porque llega el Freed from Desire, la canción talismán que han escogido los jugadores para las grandes gestas y que el respetable ha seguido bailando y cantando. Es la música de la felicidad.