En primer lugar hay que matizar que el ascenso al macizo de La Munia (3.133 m), esa increíble montaña no es sencillo, pues tiene resaltes y complejidades por todas sus caras. Por eso tenemos que saber prever de antemano el tiempo que nos va a hacer, así como elegir el material necesario para ascender de una manera lo más segura posible y también tener constancia de unos conocimientos de montaña adecuados y experiencia.
Este grupo de montaña de Peña Guara, "Travesías Pirenaicas", es un grupo que tiene todos estos requisitos. Todos los componentes han pasado algún cursillo anteriormente.
Para esta aventura hemos elegido salir desde el parking de Petramula, al cual se accede desde la pista de Ruego, ahora de pago, la cual está en bastante buen estado, aunque los dos kilómetros finales se aconseja vehículos 4x4. En caso de no llevarlos, en la Borda Brunet hay un aparcamiento, a la cota de 1.680 metros de altura, evitando ese tramo delicado.
Nosotros nos hemos organizado quedando en Bielsa ya que varios componentes del grupo descansan allí desde el día anterior para evitar el madrugón que supone salir de Huesca a las cinco de la mañana.
Así pues, una vez todos en el parking de Bielsa, partimos hacia Chisagues y después al parking de Petramula, a 1.900 metros de altitud.
En este punto comenzamos por una senda bien trazada con fuerte inclinación hasta la cota donde se encuentra el collado de las Puertas, a unos 2.500 metros de altitud, en poco más de una hora de marcha.
Desde este punto en unos 15 minutos estamos ya en los ibones de la Munia, los cuales atravesamos dejándolos a la izquierda tal como subimos.
Desde los ibones nos queda subir hasta el collado de la Munia (2850 m), donde realmente comienza la aventura y la parte más técnica.
En el collado nos toca abrigarnos un poco, pues el viento es fresco, y hay que comenzar la cresta al principio por el lado francés, salvando obstáculos, algunos de II- grado, intentando no perder altura y evitando así una senda que va un poco más abajo dando un amplio rodeo.
Después de una serie de trepadas de diversa dificultad abandonamos la arista principal y nos venimos hacia el lado español atravesando una pedrera horizontal que nos deja poco después frente a un corredor que termina en una piedra atravesada formando una pequeña cueva.
En este lugar ya estamos de nuevo en la cresta principal, y poco después nos encontramos de frente con el conocido Paso del Gato, que se trata de una laja de piedra lisa de unos diez metros de altura donde ahora se halla colocada una cadena para realizar mejor el paso, aunque el tiempo ha hecho que se quede corta ya que hay que trepar para alcanzar el extremo. Nosotros para evitar problemas instalamos una cuerda y aseguramos al que lo pide en el grupo.
Una vez atravesado este famoso paso seguimos trepando con algún paso que podría llamarse de "funambulista" ya que la cresta en algunos tramos se estrecha notablemente y aumenta la dificultad con los dos lados en una caída vertical. Mejor no dar un paso en falso aquí.
Poco después vamos todos llegando a la cima satisfechos del reto conseguido. Cabe destacar a alguna joven del grupo para la que éste es su primer 3.000, a la cual le damos la enhorabuena. También de haberlo sabido hubiéramos brindado con champán, como se hacía antaño con los primerizos.
Después de una merecida media hora de descanso comenzamos el descenso y poco antes del Paso del Gato realizamos otra ruta bajando por una ancha canal, con el pico Robiñera siempre enfrente, evitando así el posible rappel del Paso del Gato.
Seguimos descendiendo esta vez por canchales de piedra, algunas de gran inclinación, hasta llegar a los ibones de la Munia de nuevo donde retornamos ya por el mismo camino de subida.
Se palpa en el ambiente la satisfacción por el ascenso realizado a esta montaña que no es para nada sencillo.
Han sido en esta ocasión más de 1.300 metros de desnivel positivo y unas 9 horas de actividad. Una vez más, la montaña y ese universo al que pertenecemos los montañeros nos ha dejado subir sin problemas y por eso estamos agradecidos.