Ha sido el año del Club Badminton Huesca con su regreso a la División de Honor, al Top-10 nacional, a la cúspide absoluta. Once años han pasado desde que perdió la máxima categoría en marzo de 2014, cuando jugaba en el Pabellón Juan XXIII. Cumple ahora la entidad que preside Ricardo Constante 30 años (se fundó como tal en 1995), si bien la trayectoria del badminton en Huesca, con los mismos directivos, se remonta a una década anterior.
Los inicios fueron en el Club Pirámide y Huesca, junto con Rinconada, Alicante y Aldapeta, fueron los cuatro equipos que pusieron en marcha la Liga Nacional, juntándose en el INEF de Madrid para jugar la competición. Tras su paso por el Pirámide, surgió el Squash Huesca, en cuyas instalaciones entrenaba y jugaba (estamos en 1987) y ocho años después se formalizó el “nacimiento” del Club Badminton Huesca, que ha tenido su máximo exponente durante estas cuatro décadas en la figura de Nicolás Escartín, participante en dos campeonatos del mundo (2005 y 2006) y siempre entre los mejores volantistas nacionales.
El pasado mes de abril, y en Huesca, la entidad selló su regreso a la élite, “la culminación deportiva de un reto perseguido hace años”, afirma Ricardo Constante, quien pone el acento en que estos once años que han pasado desde la anterior estancia en la División de Honor es el tiempo que “nos ha costado crear una estructura. Me refiero a un equipo como empresa, como club, para controlar todos los aspectos que son necesarios para llegar a esta categoría”.
Es la respuesta al crecimiento que se ha producido en el badminton español, “una barbaridad”, nivel que llega a su cota más elevada con el profesionalismo que hay en la máxima categoría y que se vive también en Huesca.
“Ha sido la consecución de un reto deportivo, que es lo primero que nos mueve en el deporte y como deporte hemos conseguido subir con parte de gente de casa, lo cual lo hace mucho más bonito porque han participado bastantes jugadores en este logro. Para ese reto deportivo no vale solo con jugar bien sino que hace falta una estructura muy grande para poder llegar hasta allí”, asevera el presidente, ahora que entramos “en otra dimensión”.

¿Y qué ofrece la División de Honor? Es “un punto y aparte”, señala Constante, que tiene clara la apuesta del club. “El reto de mantener ese deporte, la lucha que necesitamos por conseguirlo. Y también creamos un espacio nuevo en Huesca, un escaparate deportivo nuevo, una visibilidad y un deporte espectáculo para poder venir a ver los partidos al club cuando vengan todos estos rivales. Es un reto muy pequeño, muy concreto, con unos partidos emocionantes, de un nivel altísimo. Badminton del máximo nivel que se puede ofrecer en España, ver jugadores de otros equipos que nos van a impresionar, partidos de una tensión altísima y de una igualdad tremenda que ganaremos en el último punto o ganaremos en la prórroga del último punto. Se va a vivir lo que hace once años se vivía, pero ahora con una estructura mucho más profesionalizada en todos los sentidos”, afirma con pasión, vehemencia y convencimiento Ricardo Constante porque, insiste, “ofrecemos un espectáculo deportivo de primera línea de un deporte en auge en muchos sitios”.
En esa estructura profesional se da cabida al cubano Roberto Mollinedo como máximo responsable de un staff técnico al que se incorpora el mexicano Luis Suárez y en el que continúa Aitana Díez, esta última con la responsabilidad de empezar a engrasar la maquinaria desde la base. “Roberto y Luis son entrenadores con una mente muy abierta, donde lo que para nosotros es un reto y algo inviable, ellos vienen de sitios donde no hay fronteras, no hay idioma, donde la búsqueda de la excelencia es muy alta”.
Aunque Ricardo Constante da por bueno mantener la categoría, se hace eco del postulado de Mollinedo, que quiere ir más allá y tiene un espíritu inconformista. “Él dice que solo consigue el éxito el que piensa en él. El que piensa en el fracaso es el que baja”.