Las batallitas del ‘carca’: el abuelo de los tiempos de ‘Maricastaña’

30 de Mayo de 2023
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Andrés y Jorge Pulido
Andrés y Jorge Pulido

Ya sé que no tengo remedio, pero yo sigo defendiendo mi condición de abuelo de los tiempos de ‘Maricastaña’. Ahora que la IA (Inteligencia Artificial) anda cometiendo los primeros desafueros –también en el fútbol-, mi posición se entiende mejor con la IN (Inteligencia Natural) o con la IE (Inteligencia de la Experiencia), ésa que parece que hay que desplazar porque en esta civilización tan moderna los abuelos no tenemos cabida en este sistema de consumo neoliberal.

Todas las tribus -que eso es lo que somos- recurrían al consejo de los ancianos, pero ahora ese sitio lo han ocupado los gurus, que en el fútbol son cada uno de los aficionados que acuden a los estadios. Bilardo lo tenía muy claro cuando afirmaba que él pretendía que le entendieran “20 jugadores, no 30 millones de argentinos”. Y uno todavía recuerda el primer entrenamiento de Antonio Calderón en el antiguo campo de la ECA donde reunió a los pocos medios que allí estábamos y nos pidió un pequeño favor. “Me podéis criticar por lo que queráis, pero no juguéis a ser entrenadores, no me hagáis la alineación”.

La verdad es que a mí, viendo los entrenamientos, me costaba poco adivinar el once del domingo, incluso hubo quien me acusó de tener hilo directo con los directivos, y era verdad porque con uno estudié en el mismo colegio y fuimos ‘pareja de hecho’ durante una temporada en la que dormíamos en la misma habitación de la Residencia del Real Zaragoza y otro me dio la oportunidad de debutar en la radio y se ‘estrenó’ como representante al hacer posible mi fichaje por el Barbastro (sin cobrar comisión).

Nunca tuve necesidad de utilizar esas amistades (todavía tenía y tengo bastantes más en el club azulgrana), es más, hubo tres entrenadores que me pidieron que me equivocara adrede con el once inicial para despistar al rival y salió bien. Pero el técnico gaditano no se refería a eso sino a conjeturar con que si debía jugar fulanito o menganito, algo que a los aficionados y a los actuales informadores parece gustarles mucho.

Por eso intuía que el once del último partido iba a ser el que fue, sobre todo después de ganar en Lugo. Ziganda, sin renunciar a la victoria, tenía que ver la respuesta de algunos de los jugadores que menos minutos habían tenido para valorar sus posibilidades de cara al futuro y dar descanso en estas dos últimas jornadas a los más exprimidos. Como apuntaba Arrigo Sacchi, “si un entrenador no tiene el coraje de hacer lo que cree justo, pierde antes de jugar”. También vaticiné que la salvación este año estaría por debajo de los 50 puntos (al final con 45 ha valido) y de ahí la importancia de no perder con la Ponferradina.

El ‘contracorriente’ oficial –y eso que cuenta con un experto asesor- se empecina en volver a señalar mi lectura “de quienes se acuerdan de los tiempos de Maricastaña”, aunque bien se vale que cuento con el apoyo de Sergio Bernués, quien considera que el interfecto “escribe muy bien pero entiende poco de fútbol”. Ziganda ha dispuesto de mimbres para hacer un mejor cesto y haber estado más arriba en la clasificación, pero eso nos obliga a jugar a ser entrenadores. Sin ir más lejos, en el medio centro ha contado con cinco piezas: Cristian, Kento, Timor, Sielva y Tomeo, de quien el mejicano decía que era el que más posibilidades tenía de dar el salto desde el filial.

Para mí la mejor mezcla ha sido la de Cristian-Sielva, pero como cada aficionado llevamos dentro un entrenador este debate superfluo se puede trasladar a todos los puestos del equipo sin que sacáramos mucho en claro porque el que lo tiene que tener claro es el técnico que los ve entrenarse todas las semanas. Porque contra el Éibar el Huesca jugó bastante mejor que otros días e hizo merecimientos para algo más pero al final el que dicta la justicia es el gol. Pero también en Lugo, donde algunos ponían reparos al triunfo de los de Ziganda. Lo que sirve de rasero para una cosa también hay que aplicarlo para la otra, que al final en el fútbol todos somos resultadistas.

No es que esté muy puesto en las labores palaciegas, porque soy un simple socio que pago, veo y aplaudo al final de los partidos a los futbolistas, pero tampoco comulgo con ruedas de molino al echar la vista al palco y considerar como muy mejorable su trabajo, que requiere una profunda reflexión y regeneración para volver a los orígenes (otra vez con Maricastaña) y aprender de los errores. Los futbolistas han dado lo que han dado, algunos por debajo de las expectativas, aunque casi todos me ha parecido que han sido honestos y han sudado la camiseta, pero hay que volver a lograr la comunión de hasta hace bien poco para que el club se fortalezca y pueda superar los contratiempos que surjan en el futuro. El camino ya se ha recorrido antes, así que hace falta aplicarse y poner los pies en el suelo.

Por cierto, no soy quién para hacer llamamientos, ni recomendaciones ni sentencias de ningún tipo, pero no quería olvidarme de felicitar a la afición azulgrana por su comportamiento en el último partido. Chapeau y fieles siempre, sin reblar.

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