Batallitas del carca: la verdad del césped

La experiencia que he vivido me ha enseñado que los héroes y villanos del fútbol son siempre los futbolistas, aunque al final lo acaben pagando siempre los mismos

19 de Septiembre de 2023
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Batallitas del carca: la verdad del césped. Piña en la celebración del empate.
Batallitas del carca: la verdad del césped. Piña en la celebración del empate.

Apuntaba en mi primera comparecencia de esta temporada en este foro que me daba miedo el runrún que venía escuchando por la calle y sólo han hecho falta un par de partidos en casa para comprobar que mis temores se han convertido en escalofríos. No habían transcurrido ni cinco minutos del encuentro contra el filial del Villarreal para ver que ese virus ya había empezado a trasladarse al graderío de El Alcoraz.

Vaya por delante que el comportamiento de la afición fue bastante ejemplar, pero los comentarios, increpaciones y malestar que comentaban los seguidores se iban traspasando al terreno de juego y a los futbolistas, porque aunque sean murmullos acaban llegando al césped.

Primero eran recomendaciones: pásala ya; no juegues atrás, abre a la banda… Todo eso sin dar tiempo a que el futbolista pensase, porque muchos no entienden que lo que se ve meridianamente desde el asiento no lo perciben igual los jugadores desde abajo entre una maraña de piernas de rivales y compañeros. Todo el mundo, empujado por su afán de que llegara la victoria, sabía más que cada jugador, más que el entrenador y más que el vecino de grada que pedía lo contrario. Los nervios.

Valdano acuñó la frase de que el “fútbol es un deporte que se practica con los pies pero se juega con la cabeza” y la tensión tiene esos efectos diabólicos en la mente de los futbolistas y en sus piernas porque hace que estén ‘tiesos’ e inmóviles cual muñecos de un futbolín clavados en el césped por el miedo a fallar o a equivocarse, con lo que el rival ya va ganando.

En el fragor del partido y con el incendio en el marcador (0-2), el público mantuvo el temple y al equipo con ‘vida asistida’, aunque el descontento se fue haciendo más patente hasta acabar con los gritos y protestas del tramo final, pese a levantar el marcador adverso con un golazo de Sielva (la foto del abrazo del banquillo con los jugadores del campo es esclarecedora del sufrimiento por el que está pasando el vestuario).

Es evidente que el equipo no está rindiendo al nivel que se esperaba y que todos los implicados pueden dar mucho más de sí. A la hora de buscar explicaciones se pueden repartir las ‘culpas’ entre muchos estamentos del club (ahí están los gritos señaladores), pero la experiencia que he vivido me ha enseñado que los héroes y villanos del fútbol son siempre los futbolistas, aunque al final lo acaben pagando siempre los mismos. El verde es el que dicta la verdad y ahí está la solución.

Es evidente que hay futbolistas que no están en su mejor punto de forma; hay otros que cometen errores groseros e impropios de la categoría que se les supone; algunos necesitan seis toques para controlar una pelota; y tampoco hay continuidad en el nivel de juego de los pesos pesados de la plantilla. Todo ello por la presión de no haber ganado todavía, lo que hace que la mochila que llevan los jugadores cada partido pese más. “El talento necesita confianza y la presión sofoca la creatividad, porque es en la cabeza de los jugadores donde las virtudes se convencen”, apuntan los aforismos futboleros.

He vivido épocas en las que el club era un desastre y el equipo funcionaba y otras a la inversa, pero no estaría de más recordar al reclamado Agustín Lasaosa cuando recalcaba que, “además de hacer las cosas bien, hace falta que cada domingo te venga Dios a ver y entre la pelotita”. Y  en eso estamos, porque como decía Anquela, “una victoria lo cambia todo”.

La preocupación es grande, pero para redactar estas líneas no he querido leer ninguna crónica ni los comentarios sobre el partido (las teles y radios hace años que dejé de escucharlas por el beneficio de mi salud mental) y puede ser que nadie esté de acuerdo conmigo. Daniel Pasarella decía que “los periodistas son invictos porque no pierden nunca”, pero en esta ocasión hay que recalcar que si el Huesca desciende, descendemos todos, los aficionados también, por eso pienso que ahora es cuando más hay que ser del Huesca, fieles siempre, sin reblar.

P.D.

Hace días que quería mostrar mi crítica y malestar por la actitud de los jugadores al final de los partidos cuando se dirigen sólo y exclusivamente hacia una zona del campo (la que más aplaude y empuja pero también la que más protesta) y se olvidan del resto del estadio. Que sepan que desde otros asientos también se les aplaude y se les apoya, aunque trascienda menos, pero el resto de seguidores también pagamos -en mi caso como accionista y abonado desde hace muchos años- y merecemos el mismo trato y respeto que los demás. Yo nunca le gritaré a un jugador de mi equipo, pero espero y confío que rectifiquen.

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