Dentro de la euforia natural, la única nostalgia en una buena parte de la grada perica ha sido la separación de categorías con el Huesca. Los encuentros ante el Espanyol, desde la temporada 2018-19, han sido un prontuario de lo que ha de ser una sana rivalidad entre dos equipos que legítimamente quieren quedarse con los tres puntos en liza. Esta última campaña, por compartir, además de la amistad, lo han hecho con sendos empates, pero para alegría oscense los españolistas ya están en su división natural.
Tiene unos cuantos pericos el que podemos llamar "equipo oscense en Barcelona", la Bonanova fundada por Pepe Fuster-Fabra y Tomás Falk, que acaba de presentar sus equipaciones con la cruz de San Jorge. En ella encontraron acomodo con las que les obsequió el primer año de su existencia, 2020 (cabe recordar que fue definido como el único club nacido en pandemia), que utilizaron en principio para los entrentamientos.
Se iniciaron como juveniles y ascendieron de categoría a la Primera catalana. Estudiantes en su inmensa mayoría, compaginaron estudios y fútbol y acabaron, por razones de edad, debutando en la cuarta división de aquella comunidad, donde han completado dos campañas soberbias. Aseguran que para la próxima liga han hecho equipo para ascender, aunque son conscientes de que conforme avance el calendario se acrecentarán las dificultades por sus estudios, por Erasmus y otras complicaciones.
De momento, lo que sí han hecho ha sido diseñar dos bonitas camisetas que a los oscenses de Barcelona les traerán reminiscencias de Huesca. Sigue la amistad, prosiguen los lazos de cariño. La Bonanova es nuestro equipo en la ciudad condal.
