Cerca de dos centenares de participantes han renovado la tradición con el recorrido de ‘la vuelta larga’ por los alrededores de Huesca y el recorrido urbano por la capital.
La carrera de Navidad volvía a demostrar todo su arraigo en las tradiciones navideñas con la participación de 180 atletas que desafiando a la densa niebla se han dado cita en el aparcamiento del camping San Jorge para iniciar el recorrido de 15 kilómetros por los alrededores de la capital y volver al punto de salida bajo un sol radiante.
La matinal de esta Navidad, la peor de lo que llevamos de invierno, con un frío helador provocado por la niebla que se ‘había echado de menos’ en las anteriores ediciones, no ha sido obstáculo para que se constatara entre los participantes el buen ambiente y el espíritu que ponía en marcha esta prueba cuando los tres pioneros –Armisén, Martín y Arellano- se lanzaban a la aventura hace 44 años para quemar los excesos de la Nochebuena.
En esta ocasión, como en los últimos años, bajo del paraguas de Atletismo Peña Zoiti, con su presidente Roberto Dieste a la cabeza, y con la colaboración de un nutrido grupo de voluntarios y de la Policía Local, la carrera discurría con total y absoluta normalidad, pero llena de reencuentros de amigos, gorros de Papá Noel y renos e indumentarias acordes a las fechas que se celebran y los villancicos como acompañantes.
Tras la foto de familia y el conteo manual, desde la salida hacia la carretera de Huerrios, el ritmo de ‘trote cochinero’ permitía a los corredores de todas las edades y condición física mantener un vivo intercambio de opiniones y comentarios que hacían más amena y soportable la baja temperatura.
También se aprecia el relevo generacional que se produce cada año; y como muestra un botón, la familia Santiago al completo cumplía la tradición aunque la medalla de oro se la llevaba en la clasificación el hijo mayor. En el otro lado, los veteranos más antiguos han estado representados por los ‘tres fantasmas’ que aparecían entre la niebla al llegar al avituallamiento precediendo a sus cuatro compañeros (Tresaco, Villacampa y compañía) que desde hace unas ediciones realizan el recorrido caminando. También se echaba en falta alguna llamativa ausencia, y la de otros a quienes la enfermedad les obligaba, a pesar de su intención, a quedarse en casa por prescripción facultativa.
Tras pasar por Banariés, en el tramo de carrera libre entre Cuarte y la ITV, el más veloz volvió a ser Daniel Cremades, aunque con dura competencia y un par de féminas entre las primeras en llegar al control de avituallamiento, donde todos los participantes pudieron reponer fuerzas gracias a la generosa aportación de abundante fruta (naranjas y plátanos) cedida gentilmente por el Grupo Correas, y el agua facilitada por Eboca Huesca.
Después de recuperar el aliento y comentar las dificultades del trayecto, ya con el sol como cálido compañero, llegaba el momento de entrar en Huesca con la Policía Local abriendo el paso. El grupo compacto y al mismo ritmo cumplía con la tradición de entonar con todas sus fuerzas los villancicos a su paso por el Hospital San Jorge y durante todo el recorrido urbano por la Plaza de Navarra, Coso Alto, calle San Jorge, rotonda de Menéndez Pidal, Ingeniero Pano y llegada de nuevo al camping. Allí acababa la carrera y los participantes se despedían con los mejores deseos de volverse a encontrar el año próximo. Con 44 años, la cita de la Carrera de Navidad sigue siendo una referencia de que el espíritu con la que nació mantiene todo su vigor.