Sociedad Deportiva Huesca: Creer, crear, lograr

Cualquier mecanismo antes que la resignación, que es la que manifiesta cuando uno ni se enfada ni aplaude

22 de Octubre de 2023
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Kento y Sielva, dos ejes para creer, crear, lograr
Kento y Sielva, dos ejes para creer, crear, lograr

Que un campo de fútbol sólo sirve para jugar a fútbol es tan evidente que, cuando acaban las jugadas y el público desfila, se convierte en un espacio inerte, lóbrego cuando la lid ha sido adversa, si acaso sugerente cuando hay victorias que celebrar. He vivido en mi trayectoria profesional muchos de esos instantes en los que queda ya remoto el pálpito de la afición. Algunos te acompañan siempre, sobre todo ese terrible momento, esa tormenta de la que vienen muchos lodos, del empate ante el Valencia que, precisamente, salvó al Elche y nos hundió en el retorno a la Segunda División.

La contaminación acústica deja paso al silencio del que nos enorgullecemos en llamar "el teatro de los sueños", y es que nos hemos imbuido de la consideración -justa- de que nuestro estadio tiene un aire británico, esto es, del fútbol más puro. Y ahí suenan las voces. Esta tarde, tras el partido, hemos compartido unas breves palabras con el presidente de la Diputación, Isaac Claver, buen futbolero y joven reposado, hasta con cierta flema. Ante mis expresiones entre la desesperanza y la tristeza, me ha comentado que hay que elevar el ánimo porque en el proyecto de la salvación no podemos "reblar"...

Tiene razón el presidente. Aunque nos cueste, aunque me resista a pensar que algunos de nuestros jugadores son merecedores de titularidad en cualquier equipo de Segunda División, lo que hay es lo que es y con esto habremos de remar. Mientras persiste la resolución de la crisis institucional que tantas veces se ha negado como tantas veces se ha constatado (en sentido estricto lo es, como hoy se ha exteriorizado gráficamente con el último consejero, José Luis Bandrés, acompañado de Agustín Lasaosa ocupando un puesto "institucional" en vez del que él se paga religiosamente), habremos de pensar que lo que de momento no se puede recomponer es el equipo.

Le he preguntado a Antonio Hidalgo por la bonhomía del aficionado oscense, y ha asentido. Más bueno no puede ser, casi digno de santoral. Y, puestos a elegir, del Santo Job, el de la paciencia. Dios me lo dio, Dios me lo quitó, bendito sea el señor. Necesita poco para jalear, pero hoy, al final, ha resultado inquietante que no ha tenido fuerza ni ganas para protestar o para aplaudir a los jugadores en esa ceremonia que esta temporada es tradición de acudir a ovacionar al público, que para algo es respetable.

Una pizca de hidalguía (el paralelismo con el apellido del técnico es fácil) y de actitud de los futbolistas han de ser el complemento para una nueva era para la que tenemos que comprometer nuestra voluntad. El titular nos lo da mascado el libro de Álex Rovira "Creer, crear, lograr". Después de estas penas, para la salvación es preciso primero creer, y aquí requerimos estímulos de todo tipo (una compra, una clarificación directiva, una asunción de responsabilidades, una comunicación más eficaz que no es nada difícil, un gol, una entrega de los futbolistas). Sobre la creencia, esta familia habrá dado un paso para la creación de una estructura sobre la que crecer, y de ahí emergerán los logros. Sé que es un deseo, que es buenismo y todo lo que queramos. Pero es imprescindible activar todos los resortes. Cualquier mecanismo antes que la resignación, que es la que manifiesta cuando uno ni se enfada ni aplaude. O emerger, o hundirse. Una comunión para subsistir. Mientras haya aliento.

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