El Cuco salva un match-ball personal... para alegría de todos

Triunfo importante en Alcorcón en el camino hacia una mejoría que todavía tiene un gran margen hasta garantizar un equipo competitivo

23 de Septiembre de 2023
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Todos unidos en la celebración del gol
Todos unidos en la celebración del gol

Con sinceridad, al Cuco Ziganda es imposible desearle nada malo. Cuesta explicar esta visión, porque el fútbol es un deporte que se dibuja con blancos o con negros, pero en la capacidad intelectual y ética de cada cual está hallar los grises. Es perfectamente compatible considerar que el entrenador del Huesca no está dando la talla y, a la par, profesarle la simpatía que merece por su bonhomía. Al final, si nos atenemos a las consideraciones en torno a las inteligencias múltiples de Howard Gardner, una mala persona no puede ser un buen profesional. En seriedad y bondad, es difícil criticar al entrenador navarro. Pero en esto de la pelotita la exigencia es obligatoria, porque no en vano constituye una actividad lucrativa en la que una parte sustantiva del lucro emerge de la pasión de los aficionados. Sin ellos, nada tiene sentido.

El Cuco estaba en la cuerda floja. Baste ver la rueda de prensa previa al partido del Alcorcón para percibcir que él lo sabe. De hecho, no desvelaré -y espero no hacerlo nunca- cuál iba a ser el argumento que el club iba a emplear para una hipotética salida que, de momento -y ojalá que en muchísimo tiempo por lo que representaría-, no se va a producir. El mismo que en anteriores ceses en el banquillo. Me lo reservo sine die.

En la ley del fútbol y con terminología tenística, el Cuco Ziganda ha salvado un match-ball. Lo ha hecho con un planteamiento atrevido en el origen -inusual en él- en la primera mitad, consciente de que este equipo no puede sostenerse en la seriedad defensiva, porque hasta ahora no lo ha demostrado. Y, de paso, al contrario que la percepción de moda, la primera victoria se ha fundamentado desde arriba en lugar de desde abajo. Está bien entender que, si le llegan balones a Obeng, si se aprovecha su velocidad, pueden llegar los goles. Ha recibido el primer esférico picante de toda la temporada y ha hecho gua. El ghanés lo ha celebrado poniéndose los dos dedos índices en las sienes. Su cabeza ya puede empezar a carburar, porque ha recibido el alimento de la red. Lo de Loureiro es caso aparte porque no sólo marca, sino que mejora día a día.

De todos modos, no nos vengamos arriba. Este Huesca va a sufrir mucho y el Cuco lo sabe. El rearme defensivo de la segunda mitad es incluso admisible, a pesar de que sea discutible -faltaría más- la conformación nominal de los cambios. Hay que crecer porque el Alcorcón no es la medida, pero algo ha variado y aquí reinterpreto a Estopa y sus malabares: teníamos buena gente con muy mal semblante y esta noche de sábado le ha cambiado. No tiren cohetes, trabajen y sigan el psicoanálisis y el autoanálisis. La complacencia es el mayor enemigo, pero ahora el equipo tiene un reto: reconciliarse con la afición. De momento, como le sucedió a Djokovic ante Alcaraz, Ziganda ha salvado una bola de partido. Ojalá levante el trofeo final... sea cual sea que sea.

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