Cuco se va, ¿y?

07 de Octubre de 2023
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Jugadores se dirigen al final a la grada de animación
Jugadores se dirigen al final a la grada de animación

No es un secreto. Llevo desde los últimos partidos de la pasada temporada asegurando mi convicción de que el Cuco Ziganda había agotado su etapa en el Huesca. Matizaba la percepción general de que nos habíamos aburrido en la segunda vuelta. No, en esa ronda, habíamos perdido. Cuando nos habíamos aburrido era en la primera. Conste que le tengo en tan alto concepto humanístico que me da una pena inmensa el desenlace. Pero a los entrenadores se les juzga por su desempeño en la dirección del equipo, no por su bonhomía. Para buena gente, están Mathiew Ricard y su meditación compasiva.

El Cuco ha sido tan buen hombre de club que, en la dualidad, sólo caben dos opciones: o realmente pecaba de exceso de confianza en sus jugadores, que pone en duda su desempeño profesional; o su lealtad le impedía airear su sensación de que había sido engañado en la conformación de la plantilla.

He de reconocer que me he perdido los partidos de Oviedo (por mi presentación de Contracorriente en Sariñena) y del Eldense (participación en el Foro de En Clave de Aragón). Y, por lo que he seguido a la distancia, no me ha faltado nada de nada, salvo esa bronca de hoy. Pero, como es prescindible haber sufrido estos encuentros, proclamo que ha habido muchos jugadores que merecen el peor de los destinos por su indolencia y falta de honradez, y que en el apartado directivo han de asumir que Cuco Ziganda es la primera víctima (además de los cocineros, el readaptador y el fotógrafo) de una crisis institucional en toda regla.

Negarlo es engañar y engañarse. No es discutible, más allá de conjeturas y sospechas fundamentadas en una opacidad perpetua, por el mero hecho, reconocido, de que están ajustando porque las cuentas se han ido de madre y la gestión exige, como mínimo, una retirada al rincón de pensar. Y actuar. Cuando una institución entra en barrena, o hay un cambio drástico o nada irá sino a peor. Ojalá sepan reconducir esta nave que apunta en picado hacia el abismo.

Aquí, en la Abadía de Samitier, con mis amigas y amigos bajo el cielo sobrarbense como cúpula celestial, rezo por este club. Lo va a necesitar. Eso y un cambio de rumbo. Que escuchen a esta bendita afición. Porque, como decía Oprah Winfrey, uno se enriquece mucho más escuchando que hablando. Cada cual que haga su asignación o su metáfora.

P.D.: Por favor, que alguien de la directiva le diga a Pulido que deje de hacer el idiota con el postureo de irse a la grada de animación a aplaudir. Si es caso, que se pongan en el centro en todas las direcciones de rodillas pidiendo perdón por su pésima actitud y/o aptitud.

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