Sin pelos en la lengua, Diego González, defensa de la SD Huesca, ha reconocido este martes que la derrota en Málaga fue "dura y el equipo está dolido porque en la primera parte no nos reconocidos". Pero este duelo "nos tiene que servir para mejorar y seguir creciendo. El balance de estas jornadas es positivo. Nos faltan 41 puntos para el objetivo".
"Ni cuando ganamos los tres primeros partidos éramos tan buenos, ni ahora tan malos. Es una liga muy igualada. Sin ir más lejos, estamos a dos puntos del líder ahora mismo. La diferencia es muy pequeña y hay que centrarnos en lo nuestro, en las cosas positivas de la segunda parte", añadía.
Hablando del apartado táctico, ha dicho que en La Rosaleda hubo "un problema colectivo" en la primera parte. Es cierto que "no estuvimos bien sin balón, seguramente mucho más hundidos de lo que habíamos planteado. Pero era un estadio con mucha gente, y ellos son buenos con balón. Tenemos que saber afrontar las diferentes fases y saber sufrir cuando nos someten".
La semana será larga porque no se vuelve a jugar hasta el lunes ante el Córdoba en El Alcoraz. "Queremos que llegue cuanto antes el partido para quitarnos las malas sensaciones de la primera parte", decía. Por eso afronta la cita "con mucha ilusión" sabiendo que El Alcoraz debe ser "un fortín".
Ha invitado a no ser tan extremista, pues "esto es una carrera de fondo". Ganas un partido "y te metes arriba, y pierdes uno y lo ves todo negro, pero no es así". González es consciente del objetivo de los 50 puntos que certificarán las salvación. Llama a la prudencia sin mirar más allá del primer objetivo.
Ha recordado el empuje de la afición del último día ante el Burgos, y es que pese a estar con un jugador menos el Huesca tuvo alguna opción de poder empatar. "Tenemos que devolverles esa confianza con trabajo y sacrificio, pero también con victorias en casa", finalizaba.