“Es la auténtica y primera maratón, que se ha celebrado el pasado domingo, 12 de noviembre entre las ciudades de Maratón y Atenas, y yo he participado con 64.000 corredores y he realizado los 42 kilómetros en 3 horas y 52 minutos”, explica entusiasmado Domingo Mur, abiguense de origen y residente en Huesca después de competir en esta gran prueba.
Considerada como una de las más duras del mundo, debido a que los primeros 30 kilómetros transcurren en pendiente, es la que ha dado el nombre a todas las carreras de larga distancia de todo el mundo. El recorrido entre las ciudades de Maratón y Atenas se eleva continuamente entre los kilómetros 17 y 32, para luego descender el resto del camino.
La Maratón Clásica de Atenas recorre los 42,195 kilómetros que separan las ciudades de Maratón y Atenas. Sus orígenes se remontan a cuando el soldado ateniense Filipídes corrió esta distancia para anunciar que los helenos habían conseguido derrotar a los persas en la batalla de Maratón. “Sin embargo, tuvieron que pasar varios siglos hasta que en el año 1983, para que se transformase en una de las carreras más importantes a nivel internacional”, narra Mur que conoce muy bien la historia de la maratón, “arranca a escasos metros del campo de batalla donde los atenienses y sus aliados derrotaron al poderoso ejército persa en el año 490 a.C. , y finaliza en el Estadio Kalimármaro, una construcción en mármol y forma de U construido sobre una antigua arena y que tiene capacidad para unas 80.000 personas. En él, se celebraron las pruebas de pista durante los primeros Juegos Olímpicos modernos en el año 1896”, y continúa relatando como fue “Filípides el mensajero que corrió desde el lugar de Maratón hasta Atenas para llevar la noticia de la victoria de la batalla de Maratón, y que luego de transmitirla murió inmediatamente de agotamiento”.
El pasado domingo estuvo algo complicado para los atletas, “la carrera en sí fue genial, pero para recoger el dorsal y los autobuses, desde el polideportivo, al otro lado del puerto, era un caos, no había nada señalizado, además de la barrera del idioma, así que cuando, por fin, cogí el autobús, empecé a relajarme”, y todo esto desde las 4 de la madrugada, “si bien a la llegada al estadio fue algo espectacular, y eso que hacía mucha calor, por lo que sufrimos en el recorrido con las pendiente, pero he disfrutado mucho”, dice el corredor mientras visitaba un museo, al terminar su maratón.
Domingo Mur pertenece el patronato de deportes de Huesca, “hago entrenamiento 4 o 5 días a la semana, y para prepararme a una maratón, empiezo con 8 kilómetros, después 12 y 15, y así progresivamente, hasta una tramada de 32 kilómetros”.
Relata como fue jugador de baloncesto, “de los 15 a los 16 años crecía una barbaridad, 22 centímetros y me despertaba del dolor que sentía porque me crecían los huesos y disminuía el líquido sinovial, y fue cuando conocí a Merche, mi esposa, que estaba apuntada a mantenimiento en el patronato, y me apunté a acondicionamiento y empecé a correr”, y ya lleva muchas maratones en su mochila, en 2013 participó en Barcelona y Castellón, en 2014 quería hacer la de Valencia, pero se rompió el talón de Aquiles y en 2016 fue a la de Málaga, al año siguiente a Sevilla, “y en 2019 al maratón de Nueva York, que tenía una organización de 10”.
Fue en Nueva York cuando le entró el gusanillo de hacer la maratón de Atenas: “Coincidimos con unos argentinos que me dijeron que tenía pintas de corredor y me hablaron de la carrera de Atenas, pero poco después comenzaba la pandemia y la pospuse hasta este año”.
La realidad es que Mur disfruta de sus maratones, y su hija y sus amigos también, “organizamos los viajes con mi grupo de amigos, esta vez nos hemos quedado en Atenas una semana, una manera de combinar deporte y turismo que es muy gratificante”.
Entre sus proyectos futuros está la maratón de Japón: “Mi hija es fan del manga japonés, así que aprovecharemos para participar en el maratón de Tokio, ya os iré informando”, concluye Mur.