El emocionante homenaje sorpresa a Eduardo Piedrafita, un grande del tenis oscense, por su jubilación

Sus amigos le brindan una fiesta por todo lo alto en el día que cierra 43 años como profesional en el Club Tenis Zoiti, que ahora pasa a presidir ante el 50 aniversario

M. A. B.
16 de Diciembre de 2024
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Foto de familia en el homenaje a Eduardo Piedrafita. Foto: Noemí Labara
Foto de familia en el homenaje a Eduardo Piedrafita. Foto: Noemí Labara

Sorpresa, y gorda, y más que merecida, la que se llevó este pasado sábado Eduardo Piedrafita en su “puesta de largo” de su jubilación. Menuda fiestón. Sonrisas y lágrimas de emoción en un día inolvidable. Su hijo Edu fue quien empezó a idear este homenaje tras comentarlo con David Lacambra, otro de los mentores del Club Tenis Zoiti, a quienes se sumó toda la familia y entorno más próximo del que ha sido un grande de la entidad a todos los niveles.

Y lo que pasa en estos casos: se monta un grupo de wasap y se empiezan a incorporar efectivos para trasladar la idea y la invitación. Gente que quiere a Eduardo y que se quiere sumar al reconocimiento multitudinario. Un plan perfectamente diseñado y ejecutado en el que también intervinieron su ex mujer, Lali, y su hijo Jandro, que reside y trabaja en Malta junto con su novia, y que también irrumpió en la fiesta. En ese grupo salen alrededor de 150 personas, pero tras la celebración han surgido un montón más. Tal es el cariño que se profesa a esta figura del tenis oscense, especialmente por su capacidad como técnico docente y los valores que ha transmitido a sus alumnos.

Y llegó el día “D” y la hora “H”. Con la complicidad de todos y en el más absoluto de los secretos, Eduardo padre fue reclamado por su hijo Edu para que acudiese a las instalaciones del Ruiseñor y le ayudase a coser unas redes de la pista de tenis, escenario en el que imparten clases y entrenan. Algo que le sorprendió al padre, que estaba a punto de salir de casa en chándal y a quien su pareja, Jana, le pidió que se vistiera para luego ir a comer juntos.

Eduardo Piedrafita, rodeado por su familia. Foto Noemí Labara
Eduardo Piedrafita, rodeado por su familia. Foto Noemí Labara

Y así lo hizo Eduardo, que se dirigió al Ruiseñor con la sana intención de coser unas redes y que cuando entró en la pista se encontró con ese centenar y medio de amigos y familiares en medio de una cerrada ovación que le dejaron primero atónito y por momentos sin habla. Aplausos, felicitaciones, fotos y más de una lágrima. Con toda la grada en formación para captar la foto de familia, Eduardo dirigió unas palabras a la concurrencia. “Esto es un sorpresón tremendo, no me lo podía imaginar… Hay mucho traidor que no me ha avisado. Es muy difícil que lo hagáis así de bien”, empezó su breve discurso y con lo complicado que es articular palabras.

“Estoy encantado de que hayáis compartido conmigo tantísimo tiempo de disfrutar, de reírme y de pasármelo bien. No sé si esto para mí ha sido un trabajo, os lo digo de verdad. Ha sido disfrutar de vosotros y con toda la gente que he llevado”, dijo, para añadir con ironía “podiáis haber aprendido un poquito alguno más, con lo que hemos insistido, tampoco el profesor no daba más de sí…”, para arrancar una unánime carcajada.

Y vuelta a la emocionante seriedad, “lo que he dicho siempre, lo repito, que haya significado algo en la formación de todos vosotros en la parcela tan pequeñita que me haya tocado. Y nada más, que no me lo esperaba, que es impresionante y gracias”.

En ese amplio grupo de amigos y conocidos estaban el presidente de la Federación Aragonesa de Tenis, Miguel Ángel Palazón, junto con Jesús Colás, director deportivo de la FAT, Alfredo Morfioli, director técnico del Club Tiro de Pichón, una representación del Club Tenis Osca con su presidente a la cabeza, Talito Corrales, acompañado por Daniel Verguizas y el director técnico, Toño Bueno -ambos fueron alumnos suyos en Zoiti- y una larga lista de amigos como Víctor Morlán, Domingo Malo, David Lacambra, Joaquín Gracia, Antonio Abadías…

Una interminable relación que abarcaba jugadores y jugadoras que tuvo hace 40 años y los alumnos más pequeños de la escuela, que le regalaron un mosaico de bolas con el nombre de “Edu”. Detrás de todo, 43 años de una profesionalidad tan enorme como su corazón, siempre en la Zoiti y creando la Escuela. Al club, que en 2025 va a cumplir su 50 aniversario, se incorporó como jugador hacia el año 75-76 y no olvida sus primeros raquetazos en las desaparecidas -pero muy utilizadas- pistas del Estrecho Quinto, para hacer efectiva su entrada profesional tras cumplir la mili, ya con 20 años, en el año 82, momento en el que con nueve chavales se creó la Escuela del club.

Con el teléfono aún caliente por los mensajes de aliento y adhesión a este homenaje que le siguen llegando, Eduardo Piedrafita trata de “aterrizar”. “Esto ha sido para darme cuenta del cariño que le tengo a la gente. Cada abrazo que di, a todos los que estuvieron, fue para dar las gracias. Y era de verdad”, señala, sin olvidarse en un momento así de los ausentes, especialmente de los fallecidos y que siempre estuvieron mano a mano con él en su camino.

El homenaje sirvió también para hacer realidad un sueño que Piedrafita había comentado con su hijo: un viaje a Egipto. Ese es el regalo que le hicieron, para que pueda ver y vivir durante quince días las maravillas del país norteafricano.

NUEVO PRESIDENTE DEL CLUB

Eduardo Piedrafita se ha jubilado de su profesión pero su pasión por el tenis y la llama del Club Tenis Zoiti sigue encendida. Tras la renovación de la junta directiva de la entidad, accede a la presidencia tomando el testigo de Javier Rivas.

Y su hijo Edu, que ya estaba ejerciendo, pasa a ocupar el cargo de director técnico del club y responsable de la Escuela, e igualmente pasa a ser socio de la Cooperativa que lleva las actividades que vienen haciendo con el Ayuntamiento tras haber causado baja en la misma sus padres, Eduardo y Lali.

“Me quedo totalmente tranquilo con la continuidad”, afirma Eduardo Piedrafita, que limitará su campo de acción a la labor institucional y representativa del club y a apoyar en lo que sea menester.

Edu, que recibe el testigo de su padre, asegura haber quedado “super contento” del homenaje. “Todavía tengo la lágrima a flor de piel. Mi padre se merecía esta sorpresa, que vea lo que la gente le quiere y todo lo que ha hecho para que aprendan los valores de la vida y del deporte”.

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