Entre uno de la UME que se ha alegrado por el Huesca y unos aficionados admirables

Un partido para ensanchar el corazón entre los héroes de la dana y la legión de sacrificados seguidores azulgranas

22 de Diciembre de 2024
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Pilar Cereza y familia con miembros de la UME en el Ciutat de Valencia.
Pilar Cereza y familia con miembros de la UME en el Ciutat de Valencia.

Quizás sea como dicta Antoine de Saint-Exúpery: Sólo se ve bien con el corazón, lo esencial es invisible para los ojos. El Levante-Huesca ha sido el imperio de la misericordia, en sentido etimológico lanzar el corazón hacia los demás. Ha resultado escalofriante ver esa maravillosa grada con miembros de la Unidad Militar de Emergencias y bomberos. El estruendoso aplauso de un pueblo agradecido. La ovación de todo un país.

Especialmente reconfortante ha sido para quienes sabemos que, en medio de todos los uniformados de la UME, había un corazón que latía en azulgrana. El teniente coronel jefe de la Unidad en Valencia, Ángel Martínez Puy, que como oscense-binefarense ha sentido el reconocimiento de todos y ha disfrutado y sufrido con el Huesca como ha reconocido a este firmante: una pena ese gol en el último momento, pero ha sido emocionante. Como para mí lo es conocer su humanidad y su humanismo, y que además sea de los nuestros y, dentro de los nuestros que somos todos los que amamos a este país, también de la Sociedad Deportiva Huesca.

Es complejo entender este negocio del fútbol sin el concurso del órgano que palpita nuestra vida. Flaubert definía el corazón como una riqueza que no se vende ni se compra, pero que se regala. Es una afirmación precursora de la utilidad de lo inútil de Nuccio Ordine. Sólo así se explica el amor por la vida de los demás de bomberos o militares en desprecio, en muchas ocasiones como la que nos ha hecho llorar tanto desde el 29 de octubre, de su propia integridad.

Sólo así se concibe, en otra dimensión, esa voluntad inalterable de tantos seguidores del Huesca como Pilar, Yolanda, Nuria y tantos oscenses desperdigados por el campo del Levante, el día del Gordo, sacrificando un tiempo en el que todos hemos estado confortablemente preparando las fiestas venideras. Ellos son claridad y luz, generosidad que es el símbolo de la Navidad, en un mundo donde los míster "scrooge" abundan. De ellos es este punto que es un lujo, aunque duela ese último zapatazo a la escuadra. Minutos después, perspectiva y a celebrar.

Por cierto, un apunte para la reflexión y la empatía. En el ambiente envenenado que rodeó el Huesca-Zaragoza, hubo 190 militares de nuestra Castillejos y agentes de otros cuerpos invitados por el club. Discretamente, que es virtud que adorna su carácter. Pero, de no ser por aquella atmósfera, qué bonita hubiera sido la estampa de nuestros ángeles de la guarda luciendo esplendorosos y plenos en las gradas de El Alcoraz. Probablemente todavía haya tiempo para rendirles el tributo que merece su heroicidad, su entrega sin nada a cambio.

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