El vuelo libre de Andrés entrega en palmitas la salvación al Huesca

El penalti detenido por el portero azulgrana a Rubén Castro obsequia un punto a los azulgranas vital para la permanencia

01 de Mayo de 2023
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El Huesca celebra el paradón de Andrés, Lago se exaspera. Foto LaLiga
El Huesca celebra el paradón de Andrés, Lago se exaspera. Foto LaLiga

FICHA TÉCNICA:

SD Huesca: Andrés Fernández, Ratiu, Jorge Pulido, Rubén Pulido, Florian Miguel, Marc Mateu (Ignasi Vilarrasa, minuto 74), Timor, Sielva (Pablo Tomeo, minuto 58), Javi Martínez (Lombardo, minuto 58), Juan Carlos (Juanjo Nieto, minuto 86) y Obeng (Kanté, minuto 74).

Málaga: Rubén Yáñez, Juande, Febas, Chavarría (Álex Calvo, minuto 64), Delmás, Jozabed, Burgos (Lago Junior, minuto 58), Villalba, Escassi, Rubén Castro (Fran Sol, minuto 88) y Cristian (Appiah, minuto 88).

ÁRBITRO: El cántabro López Toca. En el VAR ha estado Pérez Pallás. El árbitro de los ascensos hoy ha sido como los buenos flanes, muy casero. Ha amonestado a Juan Carlos Real y David Timor en el Huesca, y a Luis Muñoz, Febas y Cristian. Ha expulsado a dos integrantes del banquillo del Huesca, el médico Francisco Moré y el segundo entrenador, Mossa 

INCIDENCIAS: Llenazo en La Rosaleda con un ambiente de lujo. 27.202 espectadores. El público ha apretado desde el minuto uno.

¿Hay motivos para celebrar? Sí, la permanencia está al alcance. ¿Hay motivos para celebrar? No, el Huesca ha vuelto a ofrecer la cara forastera de equipo menor, aseadito en defensa (en líneas generales, hoy muy bien), apenas incisivo en ataque. No quiere decir que no haya tenido sus opciones, especialmente Andrei Ratiu que es hoy por hoy el principal valor del equipo, pero su apuesta ha vuelto a ser rácana. Claro, se puede apelar que el Málaga lleva cuatro partidos seguidos ganados y cinco invicto. De hecho, escuchando a los comentaristas televisivos, uno podría pensar que los blanquiazules eran el Manchester City, cuando por méritos propios son el cuarto por la cola y con bastante escuetas opciones de salvación.

Naturalmente, todos hemos respirado aliviados gracias a Andrés Fernández. El mismo portero que en ocasiones titubea en las salidas, pero el que debajo de los palos es un coloso. Si el encuentro Málaga-Huesca es para enseñar en las escuelas lo que es un partido de nulo interés más allá del resultado, el paradón del penalti lanzado por Rubén Castro es para hacerle pregonero de San Lorenzo (conste que es una hipérbole, una exageración). Como se decía antaño en el mundo taurino, para regalarle un cortijo. Ha sido el vuelo de un espíritu santo ante las aviesas intenciones de nuestro siempre entrañable Rubén. No ha volado el canario, ha sido el murciano. Suya es la firma del empate número 18.

El Cuco Ziganda ha arrancado con dos novedades. La primera, la de Javi Martínez, como una de las alternativas ante la ausencia de Gerard Valentín. La segunda, la de Rubén Pulido después de la gris tirando a negra actuación de Jeremy Blasco ante el Tenerife. Así las cosas, el Huesca ha vivido los primeros veinte minutos en una tesitura única: quitarse el balón de encima, como si quemara, ante una presión malaguista absolutamente superable. Los de Pellicer han sido los únicos que han buscado el área contraria, mientras el Huesca estaba tan verde por dentro como en la equipación. El centrocampista soriano tenía cierta libertad en distintas zonas del campo, mientras la disciplina era para Timor y Sielva.

El primer acto ha sido similar a un partido de solteros contra casados en época de canícula. Quizás porque el Málaga estaba atenazado por la ansiedad, por esos cuatro partidos seguidos ganados, no acertaba a hilar salvo algunas acciones esporádidas de Febas, empeñado en enfadarse con el mundo y revolcarse por el suelo. El Huesca, por el contrario, iba con bajas pulsaciones. Tan sólo Andrei Ratiu ha penetrado con algo parecido a la intención. Así han ido transcurriendo los minutos, los del Cuco sabiendo que el punto es bueno, los malaguistas empecinados en constatar la razón de su posición clasificatoria. Más allá de un susto con Obeng que ha caído mal pero sin consecuencias, nada de nada. Andrés Fernández y Rubén Yáñez han tenido todos los motivos para bostezar. Los decibelios del público también mermaban.

Lo diez primeros minutos de la reanudación han transcurrido similares hasta que una doble acción del Huesca ha despertado los miedos locales y las esperanzas visitantes. Una gran galopada al contragolpe ha permitido a Juan Carlos habilitar a Andrei Ratiu solo ante Rubén Yáñez, pero el disparo bajo y tímido del rumano ha sido despejado a córner. Al botarlo, Marc Mateu nos ha recordado al de la temporada pasada y casi se marca un gol olímpico. Era el minuto 57.

El Cuco Ziganda ha buscado profundidad, por un lado, y consistencia por otro. Pablo Tomeo por Óscar Sielva y Enzo Lombardo por Javi Martínez. En el mismo relevo, otro conocido, Lago Junior ha salido por Esteban Burgos, ofensiva la sustitución. Le ha sentado bien en un principio la maniobra a Pellicer, y es que Rubén Castro la ha tenido pero Pulido ha taponado su disparo. El choque se dinamizaba y en el 63 Timor ha chutado desviado en el rechace de Escassi que ha evitado que Juan Carlos remachara a bocajarro. El público, conocedor de la trascendencia, ha vuelto a elevar el diapasón.

Tiempos de búsqueda de soluciones. Aboú Kanté e Ignasi Vilarrasa por Samuel Obeng y Marc Mateu en el minuto 74. Samu estaba obviamente disminuido y Marc poco presente, mejor -habrá pensado el Cuco- apuntalar la retaguardia. Y, sin embargo...

Sin embargo todo parecía cambiar el guion en el minuto 79. Dos minutos antes, Escassi había pedido penalti por un toque de Pablo Tomeo. Ha parado el juego López Toca, llamado por el VAR. La entrada del turolense parecía insuficiente para derribar al defensa malagueño (es opinable), pero ha habido penalti. Rubén Castro, el que nunca falla, el de los nervios de acero, ha ejecutado magistralmente... pero alguien ha salido volando, una visión, un tipo vestido de amarillo, agigantado, un señor de Murcia llamado Andrés Fernández y ha rechazado el disparo del inefable. Un alivio

Paradójicamente, el que no ha reblado ha sido el Málaga. Encorajinado, dolido, sediento de otra victoria, como las bestias en la selva, y el Huesca tranquilo, renunciando incluso a atacar. Las oportunidades de contragolpe las abortaban los propios azulgranas, especialmente tras la lesión de Juan Carlos, que ha dejado su sitio a Juanjo Nieto. Los últimos minutos de Aboú Kanté explican su suplencia. La ha tenido para irse solo y ha buscado perder tiempo en el saque de esquina. Lo cierto es que el Málaga atacaba como un pollo sin cabeza, sin riesgo. Andrés Fernández ha parado una en todo el encuentro, ¡pero menuda una!

Al final, empate a cero, a cero de verdad. Un partido menor en lo futbolístico, un punto dorado para el Huesca que prácticamente ha finiquitado la salvación. Son ocho puntos respecto a los malacitanos de 12 posibles. 8,5 por aquello del golaverage. Y el calendario sonríe a los del Cuco Ziganda. Tal y como se había puesto, es para celebrar. Y luego a reflexionar.

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