Eran las 07:00 horas de la mañana del sábado 7 de junio cuando cogíamos el autobús en Nerín para que nos subiera a los miradores de Ordesa. A eso de las 08:00 horas de la mañana empezábamos a andar en dirección al refugio de Goriz. Allí hicimos unas breve parada para dejar algo de ropa y comer un bocadillo.
Desde allí continuamos con la excursión en dirección al pico Marboré. 200 metros por encima del refugio tocó sacar piolet y crampones, todavía queda mucha nieve en altura. Debido al buen estado de la nieve se decidió atacar el Monte Perdido y cuando nos quisimos dar cuenta ya estábamos en los últimos metros de la famosa “escupidera”. Y así nos plantamos todos los participantes en la tercera cima más alta de los Pirineos a 3.355 metros, aunque desafortunadamente las nubes y el fuerte aire no nos permitieron disfrutar de este magnífico momento. Una larga parada en el ibón Chelau para reponer fuerzas y una bonita tarde en el refugio contando anécdotas y experiencias de lo sucedido en el día.
Para el domingo se pronosticaba una larga jornada que nos llevaría desde Goríz hasta Nerín. Por salir un poco más de la normalidad, nos dirigimos hacia Punta Custodia para bajar en dirección al Cañón de Añisclo y bordearlo por la faja Pardina. Esta desconocida faja recorre uno de los barrancos que desembocan en el Cañon de Añisclo y acaba en Cuello Gordo, muy cerca de donde nos dejó el sábado el autobús. La faja, que nada tiene que envidiar a sus vecinas del valle de Ordesa cuenta con unas sencillas clavijas, varias cascadas que caen hasta el fondo del valle y una senda que parece excavada en la pared. Tras llegar a la pista tan solo quedaba una larga bajada hasta Nerín donde concluyó este fantástico fin de semana.