Comenzamos la ruta desde la bonita plaza del Santuario de la Virgen de Santa Maria de La Nuez, a las afueras del pueblo antiguo de Santa María de La Nuez, el corazón del Viejo Alto Sobrarbe, en la cabecera de la margen derecha del Río Vero. Los dos autobuses aparcaron con 47 senderistas de Peña Guara y unas previsiones de la meteo nada buenas, con cielo cubierto e intenciones de nevar.
Una vez visitadas las fachadas de unas casas con portadas adoveladas, iniciamos un fácil ascenso al Tozal de Asba 1.441 m. donde la leyenda cuenta se juntaban las brujas del Sobrarbe, pero a las afueras del pueblo nos desviamos unos metros hacia la Cueva Pelegrín para observar unos de los grabados sobre superficie caliza más antiguos de la provincia, unas manifestaciones populares ligadas con lo sacro, hechos en momentos perdidos, estando refugiados en la cueva.
Reanudamos la marcha hasta poco antes de entrar en un tupido pinar, para almorzar en unos montones de grandes piedras que nos aislaban del suelo mojado, pero sin grandes pretensiones de recibir los rayos del sol.
Después el ascenso por la senda del bosque tuvo que ser rápido, las ramas de los pinos cargadas de nieve goteaban fuertemente y también se desprendían acumulaciones de nieve. Al final de la senda nos encontramos el cartel de “Collado de Paules” y la conexión con la pista ascendente al Prado de Asba.
En la Pradera de Asba nos deleitamos con las magnificas vistas nevadas de La Sierra de Sevil y algún tramo lejano de La Sierra de Balces, el día se ponia muy cerrado y termino nevando. Con este escenario nos hicimos la foto de grupo junto a la caseta de piedra seca.
El tramo final del cordal cimero se recorre rápidamente hasta llegar a la Cruz de Asba, y unos metros detrás el vértice geodésico, la verdadera cima. Destacar que la panorámica era reducida por la nubosidad, pero impresionante por sus contrastes de luz.
Y tocaba hacer el descenso viendo el gran trabajo de los antiguos lugareños, con paredes de piedra seca delimitando parcelas, bordas arruinadas… Pero en este descenso nos desviamos otra vez levemente, para visitar la cueva-mina-fuente de Sotarraña, relacionada con la posible existencia de un tesoro, buscado por su vinculación con la brujería a finales del siglo XIX. Interiormente tiene tres pilares rudimentarios, dos piletas que les cae agua, tres galerías hacia el fondo, rastros de picar para encontrar el tesoro…
Seguimos el descenso para alcanzar la población de Betorz, comer rápidamente en su espléndido merendero, cruzar por su larga calle principal con sus señales de Via Crucis, con viviendas de materiales propios del Somontano-Pirineo, y junto a su antiguo Cuartel de Carabineros de Poniente, enlazar con la senda PR-HU 57 que nos dejaba en el pueblo de Lecina, con sus casas blasonadas rodeadas de colinas, barrancos, y laderas que se deslizan hacia el río Vero.