La Faja Escuzana y las Torres de la Ordesa fronteriza

Pico a Pico de Peña Guara: Primera jornada por la Faja Escuzana y Mondarruego y segunda por la cresta de la Torre y el Casco de Marboré.

Lola Mas
26 de Julio de 2023
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El grupo en el casco de Marboré.
El grupo en el casco de Marboré.

Crestear a más de tres mil metros por encima de las murallas de Ordesa que se elevan sobre los praderíos de los Llanos de Mondarruego o Millaris y sobre las fajas que escalonan las alturas al pie del Monte Perdido asomándose a la vertiente norte francesa con el impresionante circo de Gavarnie y las cascadas que saltan al vacío, es un privilegio del que disfrutamos un pequeño grupo de Peña Guara en una intensa actividad de la Pico a Pico en dos jornadas.

Después de las carreras del Gran Trail Aneto Posets que rodea ambas cumbres principales damos paso a relatar lo que ocurrió el anterior fin de semana con un reducido grupo de 11 participantes saliendo del valle de Bujaruelo para recorrer en dos días las fajas y las torres fronterizas del alto valle de Ordesa.

Desde Bujaruelo hay que dejar al cabo de más de una hora la senda que sigue al puerto para tomar un desvío que se dirige a la Forqueta de Gabietos por una penosa subida sin una definida senda hasta el collado rocoso donde un fuerte viento, que nos acompañará en las dos jornadas apenas deja un breve descanso antes de dirigirnos a la vertiente opuesta donde asoma por el circo de Gabietos la Faja colgada de Escuzana que está a la vista. Desde las alturas del espléndido recorrido de la faja la visión de los tajos de Ordesa son impresionantes. La Faja Escuzana no es muy larga pero es un privilegio su paso que se culmina subiendo a las cumbres de Escuzana y del pico de Mondarruego desde su collado.

A partir del Mondarruego se emprende una larga trayectoria de descenso con tramos de ascenso por las cuencas lacustres colmatadas de los llanos de Catuarta, de Millaris y del Descargador, hasta culminar con otra cuenca donde por fin asoma el refugio de Góriz, al que se llega a media tarde después de la travesía para pasar un buen rato de descanso viendo bajar montañeros sin parar que han terminado su ascenso al Monte Perdido. La jornada siguiente también será larga y se aprecia una buena cena y un buen descanso en el primer turno de este refugio siempre lleno en verano.

A primera hora, listos para dirigirnos hacia la Faja Roya y las alturas que culminan el valle fronterizas con Francia, unas densas nubes parece que quieren desanimar, pero como la previsión, que se mostró equivocada, indicaba mejoría del tiempo pronto emprendemos el ascenso. Dejando en ruta a los que suben a Monte Perdido por el mismo camino de salida en un punto el camino se desvía hacia las crestas de la Torre de Marboré dirigiéndose a una faja de roca rojiza, la Faja Roya, que se seguirá metidos en nubes y un viento que no amaina. Aún así se sigue, animados por esa posible mejoría. Hay que ponerse chaqueta cortavientos y guantes al asomar a la cresta fronteriza de tres mil metros de altitud, donde por un momento se ve la vertiente de Gavarnie, donde curiosamente el tiempo es mejor, por una vez las nubes no vienen de Francia sino de la vertiente Sur de donde procede el fuerte viento que azota. Las nubes corren y a ratos la visibilidad es muy escasa, la cresta no es difícil y siguiéndola se alcanza casi sin darse cuenta un hito en la misma que es la Torre de Marboré donde hay foto de cumbre metidos en fuerte viento y mal tiempo.

Camino de la Faja Roya
Camino de la Faja Roya.

Rápido descenso donde hay que dirigirse a una empinada canal donde el viento se canaliza y es más fuerte aún, afortunadamente no está cubierta de nieve que hubiera sido peor. La decisión de subir al Casco de Marboré tiene un momento de duda pero todo el grupo está por la labor a pesar del viento, siendo así que hasta quiere asomar el sol en los doscientos metros de desnivel que hay que subir. Nueva foto de la segunda cumbre de la jornada en la cresta con vista hacia el circo de Gavarnie y los muros de la Cascada que asoman. Ya sólo queda de bajada dirigirse al camino que por el paso de los Sarrios se dirige a la brecha de Rolando, que se alcanza sin mayor dificultad, por donde no dejan de pasar montañeros procedentes de Gavarnie. Se llega al refugio Sarradets en la vertiente norte y pronto allí reagrupados tras las pedreras empinadas de descenso, sólo resta el largo camino que nos depositará mediada la tarde en el puerto de Bujaruelo donde pronto lo que resta es terreno conocido al cruzarnos con la senda que tomamos al salir de Bujaruelo el día anterior. Pasando por debajo de la cara Norte del Taillón que en invierno es una pared de nieve y hielo muy codiciada, se alcanza el puerto y poco a poco el sol ya aparece definitivamente para calentar los cuerpos que han pasado por una jornada de vientos y fríos en las cumbres de la gran cresta fronteriza.

Reunidos en Bujaruelo se ha culminado una actividad de dos jornadas, que en la primera de la faja Escuzana sumó un desnivel de cerca de 2.100 metros y la segunda casi 1.400 positivos siendo más de dos mil doscientos de descenso en dos largos recorridos que bien merecen unas bebidas de celebración en el albergue de Bujaruelo después de enfriar las piernas en el río Ara bajo el emblemático puente de San Nicolás.

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