Luto en el judo altoaragonés y en la Escuela Samurai. Nos hemos despertado este martes con el fallecimiento de Antonio Pardo Canudo, a los 77 años de edad, el alma del club y un auténtico pionero en Huesca de las artes marciales. Lo ha anunciado a través del facebook, con lazo negro, su hijo Iván, que ha seguido la estela de su padre y de su madre, Sara Lalaguna.
Su vida laboral estuvo ligada a correos y cuando ésta quedaba aparcada, era el judo el que cobraba el protagonismo. Desde el año 1967 tenía licencia federada. Cinturón negro (como su mujer y sus tres hijos), fue maestro-entrenador Nacional y Árbitro Nacional. Primero fue el Budosca y luego el Gimnasio Samurai. Han sido los ejes de su vida junto a su inseparable Sara Lalaguna. De hecho, recuerdo que en una ocasión me dijo: “Si tiene sentido el judo en mi vida es porque Sara estaba metida en el meollo”.
Por el tatami de su escuela y por sus manos han pasado cientos de alumnos. Y siempre ha proclamado con lealtad y orgullo “soy amigo de mis amigos”.
Le emocionó y le hizo ilusión el premio a los Valores Humanos que recibió en la Fiesta del Deporte Local en el año 2010. Recibió más distinciones a nivel local, provincial y regional, también galardones nacionales. La Federación Aragonesa ha trasladado también sus condolencias hacia este gran impulsor del judo. Las instituciones deben estarle agradecidas porque, además de forjar valores y campeones, no se caracterizó por pedir subvenciones.
Tenía una acusada personalidad y le adornaban la disciplina, el rigor, el respeto –“he tratado a todo el mundo de usted”, decía-, la cordura y la humildad.
Desde estas líneas, un fuerte abrazo a su mujer, Sara, a sus hijos Noelia, Sigfrido e Iván y a toda la familia de la Escuela Samurai. La capilla ardiente se encuentra en el Tanatorio Hermanos Santander y las honras fúnebres se celebran este miércoles día 1, a las 16:30 horas, en la Santa Iglesia Catedral. Descanse en paz.