Esto son lentejas y hay dos opciones, o las comes o las dejas. Es el librillo que el Huesca ha enseñado a la Unión Deportiva Las Palmas, extraordinariamente interesada en Sandro Ramírez pero también renuente a ponerlas sobre la mesa. En el club azulgrana no se quieren tener prisas, pero la bala en la recámara ya tiene nombre y apellido y se llama José Ángel Carrillo, ariete que fue del Lugo. Se trata de un delantero fuerte que gusta a la dirección deportiva y que está acostumbrado a celebrar goles con cierta asiduidad.
Ante la duda sobre si un nuevo delantero iba a llegar a la disciplina oscense, Ángel Martín González ha elegido finalmente a un hombre rápido, versátil y fuerte, propio de su gran envergadura (1,91 m). Terminó contrato con el Lugo el pasado mes de junio, por lo que aterriza libre en Huesca. Con su llegada, ahora solo restarán dos defensas centrales para cerrar la plantilla.
Carrillo, murciano y como excentricidad decir que nacionalizado filipino (fue convocado con su selección), tiene 28 años, se formó en el Real Murcia, con el que debutó hace ocho años, fue traspasado al Sevilla Atlético (con el que disputó 59 partidos y marcó ocho goles) y en 2017 se convirtió en jugador del Cádiz para anotar 6 goles en 49 partidos. Salió en el mercado de invierno en 2018 y puso rumbo al Córdoba. Así, el ariete posee una amplia experiencia en la categoría de plata después de completar 159 partidos.
En mayo de 2019 pasa al Hapoel be'er Sheva de Israel, con el que disputa la Europa League. El 23 de noviembre de 2019 firma con el Club Deportivo Lugo, con el que ha rendido a un buen nivel. En la pasada temporada fue el máximo anotador del equipo lucense después de convertir nueve dianas.