Fin al bienio negro de la SD Huesca, entre el desastre económico y la politización

El patrimonio neto del Huesca cae a negativo tras unas pérdidas de las dos últimas temporadas de más de 12,4 millones de euros frente al valor de 12,3 que tenía a 30 de junio de 2022

04 de Junio de 2024
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El palco de El Alcoraz con Agustín Lasaosa.
El palco de El Alcoraz con Agustín Lasaosa.

La práctica desaparición de todos los agentes protagonistas de la gestión de los últimos años en la Sociedad Deportiva Huesca ha dejado un balance profundamente negativo en el que se han esfumado en apenas dos años más de 12,3 millones de euros de patrimonio neto como consecuencia de unos hitos en los que ha influido también otro factor que ha determinado movimientos, vicios y gastos más que discutibles: la politización en diferentes esferas del club. Un cóctel explosivo que milagrosamente ha salvado el Huesca en una manifestación de resiliencia.

El impacto anímico de la Operación Oikos tuvo su consecuencia en la remodelación del Consejo de Administración del club con la incorporación el 20 de diciembre de 2019 de Alberto Larraz (en sustitución de Sergio Alfonso, que renunció al cargo) y Fernando Callizo para cubrir vacantes. En la experiencia en la gestión económica de ambos (uno como consejero de Economía y de Sanidad que fue, el otro por su pasado como presidente de la Confederación Empresarial Ceoe-Aragón), confiaba el propietario del club, la Fundación Alcoraz que presidía José Antonio Martín Otín "Petón", los designios de la Sociedad Anónima Deportiva. La Fundación fue la que propuso ambos nombres.

De su condición de consejeros de "a pie" aunque evidentemente influyentes por razón de sus propias influencias en los ámbitos político y económico, se transitó a unas mayores responsabilidades consecuencia, evidentemente, de las fricciones con el consejero-delegado, Manuel Torres, resueltas favorablemente a ambos dirigentes en virtud de la mayor confianza del dedo que todo lo señala y que retransmite los partidos del Atlético de Madrid. No hace falta repetir la identificación.

El 9 de mayo de 2022, se aprueba un nuevo órgano dentro de un club que ya se movía en medio de la convulsión: la Comisión Ejecutiva, con supresión del cargo de consejero delegado, y cuya presidencia recae en Alberto Larraz Vileta. Ese mismo día, 9 de mayo del 2022, Manolo Torres renuncia a sus cargos de consejero delegado y presidente del Consejo de Administración, y su cometido se circunscribe a presidente institucional del club. Lo que viene a denominarse, en el argot empresarial, "un presidente florero o de paja", ya que Fernando Callizo Oliván asume la Presidencia del Consejo. A esas alturas, en vísperas del final de la temporada, la complejidad del Huesca se expresaba gráficamente en esa santísima trinidad: tres "personas divinas" -permítase esta licencia bíblica- y un solo dios verdadero (el que surfea en la Bahía).

LA DEBACLE ECONÓMICA

Con la asistencia profesional del director general, José Luis Ortas, Callizo y Larraz en las presidencias aludidas cogen el timón del club el 30 de junio de 2022, después de una temporada en la que se habían sustanciado unas pérdidas de 400.674 euros y un patrimonio neto de 12.317.227 euros.

El primer ejercicio del Consejo+Comisión Ejecutiva con sus máximos dirigentes resulta demoledor. La Junta General de Accionistas había aprobado un presupuesto de -4.357.000 euros, que contemplaba dificultades económicas sobrevenidas con la pérdida de ayudas del descenso de Primera División y una inflación de jugadores con contrato además de un importante peso de la estructura no deportiva y no técnica. En febrero de 2023, José Luis Ortas ya convoca una rueda de prensa en la que reconoce que las pérdidas van a ser superiores, 5,2 millones. La Junta General de Accionistas conoce la realidad a 30 de junio de 2023: se ha disparado el déficit hasta 7.824.813 euros (12,7 millones de ingresos y 20,5 de gastos), esto es, un exceso de 3.467.813 respecto a la previsión doce meses antes. El patrimonio neto del Huesca se reduce, de un plumazo, a 4.467.123 euros. Por utilizar otro indicador, el valor del club cae en 7.850.104 euros.

El ritmo de cambios era frenético. Manolo Torres dimite de su puesto de presidente institucional en mayo y el 26 de junio se celebra Consejo de Administración tras el cual Petón comparece con Callizo y Ortas para adelantar que se suprime la Comisión Ejecutiva y que el Consejo de Administración que aprobará la Asamblea de 31 de julio se reducirá a cinco, además de tranquilizar a la afición: "El futuro está garantizadísimo". El nuevo órgano rector prescinde de consejeros históricos y se incorporan Gustavo García Capó (que había realizado un estudio de la situación económica) y Cristina Aranda. Tras el encuentro asambleario, Callizo adelanta que se trabaja en las tres líneas de reestructuración entre la masa salarial deportiva, la no deportiva y contratos externos para rebajar 2,3 millones de euros el déficit.

Antes de la Junta de Accionistas de noviembre, primer terremoto. Tras la derrota ante el Eldense (destitución de Ziganda mediante) y los gritos de la grada contra Petón, el presidente de la Fundación reúne a sus consejeros y adelanta que quiere incorporar a Lasaosa. Larraz presenta su dimisión por incompatibilidad con el expresidente el 10 de octubre. Le sustituye José Luis Bandrés.

Junta de Accionistas de 28 de noviembre de 2023. Tras su celebración, el presidente Callizo aventura que hay mucha tranquilidad y que el plan estratégico de estabilidad funcionaba viento en popa a toda vela. Aunque el déficit contemplado era de dos millones, "el cierre de cada trimestre con costes prorrateados, deberíamos estar en 0,5 y, sin embargo, el resultado del primer trimestre ha sido de 200.000 euros de déficit. Lo cual nos da un cierto optimismo y acabaremos en 800.000 o 1 millón mejorando el presupuesto que hemos hecho".

Previamente, el conferenciante Gonzalo Ávila, que ofreció una conferencia cinco días antes de la Junta contratado por el club para tranquilizar al cuerpo de aficionados azulgranas con unas expectativas disparatadas en pleno proceso de negociación con el Grupo Costa (naturalmente, ayudó muy poco una sobrevaloración exorbitante aunque matizable en sus propios gráficos, cada uno leyó lo que quiso), reconocía que el Huesca había empezado a atajar la hemorragia un año tarde. Carencias a las que sumaba otras como la deficiente comercialización. Y vicios adquiridos como el exceso del coste de personal no deportivo y no técnico, de 1.469.000 euros y que no habían reducido, sino al contrario, respecto al ejercicio precedente. Esto sin entrar en gastos suntuarios que difícilmente asume una empresa convencional. 

LA SANGRÍA INCONTENIBLE

El último episodio previo al actual es la dimisión de Petón como presidente de la Fundación Alcoraz, con aquella famosa arenga a mantener la camiseta, el escudo, la bandera y los valores del Huesca. Bajo la gatera, y animados por la todavía resistente entonces estructura profesional y según no pocas fuentes la propia Bahía, se metían con su pretensión los inversores mexicanos que ahora mismo siguen en la carrera de la compra del club junto a otros multinacionales.

Un movimiento sísmico ha asolado al club en las últimas semanas. Consumada la ley de Murphy, el Huesca ha quedado hecho un solar ante el que ha tenido que tomar determinaciones la propietaria, la Fundación Alcoraz, presidida por el heredero de José Antonio Martín, Manuel Ollé, y que ha mostrado independencia de criterio además de entrega a la causa. Nuevo cambio en el Consejo de Administración, con la restitución de Agustín Lasaosa (no en el puesto de presidente como le había prometido su "hermano" Petón en 2019 cuando saliera absuelto de Oikos, como ha sucedido) y la entrada de Fernando Rivas por los "sacrificados" García Capó y Cristina Aranda, por los caprichos de este club apodados "los breves".

De los 2.053.000 euros de pérdidas previstos por el nuevo Consejo reducidos por mor de la buena evolución del primer trimestre en la expectativa presidencial hasta escasamente un millón, se va a pasar 4,6 millones negativos, esto es, 2,5 millones por encima de lo aprobado por la Junta General. Tras absorber tamaño desajuste, del patrimonio neto de 4.467.123 euros hay que restar 4,6 millones, con lo que la compañía entra en un valor negativo.

La situación es tan dramática en lo económico que se ha cobrado la figura del consejero delegado, José Luis Ortas, y se espera la inminente dimisión anunciada por él de Fernando Callizo. En medio, despidos al gerente, Daniel Oliván, y el director de Rendimiento, Sergio Gracia, después de un goteo permanente desde hace meses de algunos de los grandes actores del club en los últimos tiempos.

En los subterráneos de todos estos meses, algunos episodios curiosos como la remuneración de los consejeros a través de dietas aprobadas por la Junta General, a la que se comunicó que se cobraría 600 euros por asistencia y dieta al Consejo. Tanto García Capó como el presidente han acumulado varias cada mes hasta acercarse a los cinco mil euros brutos esgrimiendo su dedicación. 

En los movimientos desesperados por aminorar las pérdidas aun a costa de sacrificar patrimonio, la venta de 8 parcelas en Tierz que se adquirieron para edificar viviendas para los jugadores, y que se ejecutarían con el fondo de CVC. Tenían proyecto aprobado y pagado. La operación es absolutamente pírrica: compra de los terrenos, 220.000; gastos, proyecto y gestión, 65.000; precio de venta a 37.000 euros por parcela de media, 296.000. En el mejor de los escenarios, resultado de 8.000 euros sin tener en cuenta las plusvalías. En términos del sector, en realidad negativo.

POLITIZACIÓN

Además de una gestión que ha sumado otros episodios ciertamente controvertidos como la adjudicación de la cartelería de los vallados de la Base a un exconsejero o la acumulación de deudas por no entregar las llaves del antiguo local de oficinas en la Avenida Pirineos, otro aspecto ha caracterizado a la Sociedad Deportiva Huesca en los últimos años, y ha sido la evidente politización que tanto a través del consejero Larraz como de las relaciones como su gran patrocinadora, la Diputación Provincial, ha sido palmaria. No había más que ver el palco el 27 de mayo de 2023, todo un canto al ímpetu electoral unas horas antes de la apertura de las urnas.

La buena relación con los anteriores inquilinos de los palacios provincial y consistorial se ha tornado en tensión con asuntos tan críticos como la licencia ambiental que bien pudo haber supuesto el cierre al público de El Alcoraz o la negligencia en la tramitación de Huesca como subsede del mundial. Se suman episodios de connivencia y agasajo mutuo como el famoso viaje a Viena del Club de Negocios nueve días después de anunciar las pérdidas de 5,2 millones (que serían de 7,8) con presencia de cuatro representantes de la DPH, tres de ellos diputados socialistas y un técnico. Uno de los muchos ejemplos del apego al despilfarro de una estructura convencida de que comportarse como nuevos ricos era la fórmula para negar la evidencia de una ruina que avanzaba a pasos agigantados. Cabe esperar que prácticas como éstas y muchas otras no se produzcan cambiando el bando.

En medio de este marasmo, la catarsis llega por imperativo de subsistencia. Ampliación de capital y vaciamiento de despachos para iniciar una nueva era, una forzosamente nueva etapa en la que, contra pronóstico, no se ha perdido el fútbol profesional gracias al esfuerzo de los futbolistas y la mano de Antonio Hidalgo en una plantilla que, no nos engañemos, estaba tan sobrepasada del límite salarial que no era la tercera más barata, como se pregonaba ficticiamente.

 

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