Fran Suárez cuelga las botas. El veterano jugador de 37 años, tremendamente reconocido en la Tercera División aragonesa, ha decidido poner punto y final a su extensa carrera por los campos de fútbol. "Creo que ya tocaba. Por circunstancias, tienes que mirar otras cosas y el fútbol pasa a un segundo plano". Lo deja después de ascender con el Tamarite a Tercera RFEF y en esta última de hacer playoff con el equipo literano. Casi nada. "Es historia del club y qué mejor manera que dejarlo por todo lo alto", añade.
Binéfar, Monzón, La Muela, Teruel y Tamarite han disfrutado de su calidad. Ahora, después de muchos años, será el primer verano para él sin pretemporada. "Cuando empiece a rodar el balón se le echará un poco de menos, me costará asimilarlo, pero era el momento. Seguramente siga viendo fútbol, pero detrás de la barrera. Le dedicaré tiempo a la familia. Creo que se merecen que esté por ellos". Confiesa que no cortará de raíz su relación con la pelota, ni mucho menos. El fútbol le tira demasiado como para hacerlo. "Ahora no lo tengo claro, pero estaré ligado al fútbol de alguna manera; ya sea entrenando o en algún club directamente".
Dio sus primeras patadas a un balón cuando tan sólo era alevín en el fútbol base de Binéfar. El último año de juveniles saltó al primer equipo, en Tercera. Estuvo tres años y después pasó al Monzón, donde defendió la camiseta rojiblanca durante casi 10 años. Entre medias se marchó a jugar a La Muela, a Segunda B. Después regresó al Monzón donde estuvo casi un lustro. Posteriormente le llamó el Teruel; cambió de aires y, personalmente, asegura que "fue uno de los mejores años". Su última etapa la ha vivido con el Binéfar y el Tamarite.
También resalta su etapa en el Monzón, donde sin duda "fueron mis mejores años". Disputó tres playoff, ganó un campeonato y jugó la Copa del Rey. "Fue bonito y después de diez años te sientes muy querido. Destaco también los dos últimos años en Tamarite en los que he disfrutado del fútbol al máximo. Agradezco a Félix y su cuerpo técnico por confiar en mí".
En las dos últimas campañas ha disfrutado del fútbol en un equipo alegre con la pelota y muy dinámico, vistoso para el espectador. "Félix (Jiménez), el entrenador, tiene mucha culpa de ello porque le gusta mucho la pelota y que el portero participe en el juego. El Tamarite tenía un juego muy alegre, cuando no tenía el balón intentaba robar en campo contrario. En pretemporada, el equipo no arrancaba pero cuando comenzó la liga dio la talla y la sorpresa, por así decirlo, porque nadie esperaba que el Tamarite estuviera ahí arriba".
Después de tantos kilómetros por carretera para ir a los entrenamientos y partidos, Suárez recuerda que la categoría "te exige y es que somos gente que no vivimos de esto y tenemos que hacer otras cosas fuera del fútbol. Después de trabajar, tienes que ir a entrenar y todo el domingo lo pasas fuera. Es sacrificado y la familia lo acusa. La gente se tiene que dar cuenta de lo exigente que es".
Se lleva en sus adentros las personas que ha conocido en todos estos años, son cientos, pero realmente quedan algunos amigos que los tendrá para siempre. "Jugar al fútbol es mi pasión y una vez que te retiras te quedas con lo sembrado: amigos y gente del fútbol. Unos pasan a ser parte de tu vida que siempre van a estar ahí. Mi momento ya tocaba y ahora disfrutaré de la familia".