El fútbol sin dogma, el escorpión y la rana

El Cuco Ziganda está afinando un equipo engañoso, aparentemente líquido pero contundentemente sólido

02 de Octubre de 2022
Guardar
Andrés Fernández, otra portería a cero y sin pasar apuros. FOTO: LA LIGA
Andrés Fernández, otra portería a cero y sin pasar apuros. FOTO: LA LIGA

Preguntaba el viernes al Cuco Ziganda por el espejismo que estamos viviendo partido tras partido. El exentrenador del Málaga dijo a la conclusión de su derrota en El Alcoraz que su equipo había sido mejor. Imanol Idiákez repitió dos jornadas después que su Leganés había sido superior. La televisión es muy puñetera. En las imágenes televisivas de uno y otro encuentro se vieron más oportunidades oscenses. Abrumadoramente ante el Málaga, levemente ante el Lega. Viene a resultar que el fútbol de hoy amasa y amasa posesión... sin ton ni son. Es la fábula de la rana y el escorpión. De buena fé, el batracio carga a lomos con el arácnido de una orilla a otra, bajo la promesa de que no le picará porque él también fallecería. En mitad, le soltó un picotazo y el portador le preguntó por la tontería, a lo que replicó el depredador: "Está en mi naturaleza".

La naturaleza nos enseña y los comportamientos humanos la ratifican. Sucede entre los dos modelos de fútbol hoy más contradictorios: el sobo de cuero sin límites y el juego directo, sin dobleces, con la portería entre ceja y ceja. No puedo negar que me encantaban los conceptos de Rubi y de Míchel. Pero con Aguilera y el Cucho y el Chimi, con el mejor Ferreiro y el mejor Mosquera, con Rafa Mir y Okazaki y Javi Galán, era obligado manejarse en esos registros. Niego que haya entrenadores que prefieran jugadores menos dotados técnicamente. Lo que es, es lo que hay. Y el Cuco Ziganda tiene que agazaparse y estirarse, sin solución de continuidad y cuando la ocasión lo permite. Aburrir al rival en una danza del vientre mientras le hacen efecto los alucinógenos hasta adormecer su retaguardia. Y, ahí, matar.

La Segunda División es la categoría del cero, a pesar de que haya muchos delanteros de Primera. Ahí está el Burgos con dos goles a favor y la portería virgen, en séptima posiciónl en la octava jornada. Hay que sumarlo con naturalidad, igual que disfrutábamos con la admiración de todos los campos por el juego alegre con Míchel. Lo hace así Ziganda, sin grandes formulaciones, sin argentinizar su discurso, con sencillez: intensidad sin balón, velocidad cuando se recupera. Que la rana se adormile para soltar el aguijonazo. No crean a los encantadores de serpientes. El fútbol ha perdido todo dogma. Sólo desde la tozudez se puede cuestionar a Chesterton: las verdades se convierten en dogmas en el momento en que empiezan a ser discutidas. Buen punto a la buchaca ante una plantilla rutilante, que ha merecido llevarse un golpe letal porque, hoy, el Huesca ha estado más cerca de proseguir la racha triunfal. Yo albergo -moderadas- esperanzas.

Archivado en

Suscríbete a Diario de Huesca
Suscríbete a Diario de Huesca
Apoya el periodismo independiente de tu provincia, suscríbete al Club del amigo militante