González Díaz, 5.020 euros se llevó uno de los peores de la Hypermotion por trincar al Huesca

Entre el trencilla y Caparrós dejaron el partido en 58 minutos hábiles y consintieron todas las artimañas de algunos jugadores racinguistas

20 de Abril de 2025
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González Díaz expulsa a Loureiro, comienzo de todo el escándalo
González Díaz expulsa a Loureiro, comienzo de todo el escándalo

Voy a explicarlo despacito para que los animalicos tuiteros lo entiendan. Un árbitro de Segunda cobra un sueldo base de 6.400 euros al mes y 1.820 euros adicionales por partido. Teniendo en cuenta que cada mes dirigen un par de jornadas, son 3.200 euros por partido más los 1.820. Como en Cifras y Letras, sumas y dan 5.020. Es el dineral que se llevó González Díaz por trincar al Huesca. Para los mal pensantes, añadiré que la primera acepción del verbo trincar es partir, desmenuzar. Y ni que decir tiene que González Díaz trincó al Huesca.

Para los que tienen la comprensión lectora tirando a cero, explicaré que mi decisión de no calificar a los jugadores del Huesca obedece a una decisión racional y no un calentón. Dejar un partido de 90 minutos teóricos, 115 en este caso por la ineptitud -mejor esta consideración que otras que implican dolo-, en 58, que es cuando se produce la doble expulsión de Loureiro y Pulido, implica que los futbolistas azulgranas fueron desprovistos de todo derecho de competir en igualdad de condiciones y, por tanto, no pueden ser evaluados. Por cierto, como atenuante del inaceptable gesto de Jorge Pulido, aplíquese el principio de acción-reacción, y es que el gran error del dúo sacapuntas González Díaz-Caparrós desencadenó el vendaval.

A la Sociedad Deportiva Huesca, que en mi humilde opinion hizo muy bien en mostrar por vía oficial su enojo (callar es de cobardes o borregos) porque en el once contra once ganábamos 1-0 y el inicio de la segunda parte dejó dos ocasiones de Patrick, le han aplicado alternativamente la poción debilitante de los tres peores árbitros de la Liga Hypermotion: Fuentes Molina en Burgos -hizo del Huesca picadillo para morcilla-, Lax Franco ante el Córdoba y González Díaz este sábado de pasión. Los peores informes arbitrales se ciernen sobre este trío calavera. Tanto que cada partido anhelo más al Ais Reig reconvertido de aquel gamberro destripaterrones de hace unas temporadas.

Tienen el común denominador de que les gusta el teatro. Lo del Racing es de una antideportividad digna de revisión del partido entero por el Comité de Competición. Hay canes que son menos perros -metafóricamente, claro- que varios de los jugadores racinguistas, baste ver la reacción del objeto de la falta de Loureiro, recuperado cuando vio la amarilla y conminado por el banquillo -que se lo hagan mirar, ¡vaya valores!- a volver a tirarse. Con estos tres árbitros, pitan los comediantes y los histriones, como el mejor de los bufones ante la Corte. Grito al canto, falta a favor y tarjeta.

Que en la fase decisiva de esta Liga al Huesca le caigan, en trenecito, los tres peores equipos, puede ser una casualiidad... o no. Hace ya unos cuantos días explicó Liszi, entrenador del Mirandés, que perdieran sus aficionados toda esperanza de ascenso. El estatus manda. Los dos últimos mangazos en El Alcoraz ante Levante y Racing, los de la casta, pudieran dar la razón a Lisci. Y a los burgaleses les asoma también en cada jornada un desastre que cobra 5.020 euros del ala.

El Huesca trincado por González Díaz-Caparrós acude a La Romareda como las huestes en retirada de las batallas más truculentas de la historia. Una decena de bajas, la más triste la de Dani Jiménez. Tiene un faenón Antonio Hidalgo para concienciar a los suyos de que "sí se puede".

Mientras tanto, González Díaz reposará con la sangre rebosante de sus fauces con jirones de camiseta azulgrana (concíbase la figura literaria) disfrutando de los 5.020 euros que el tipo menos profesional de cuantos asomaron al campo -doctrina Nolasco- ganó decidiendo el resultado del partido y muy probablemente de la temporada. Ya se había llevado otro tanto dos semanas antes. Ningún incompetente en España ha ganado tanto jamás, salvo, quizás, algún compañero de cohorte arbitral. Con 10.040 euros al mes, no hay justificación para mantenerlo en la empresa del CTA.

En llegando a este final, me veo obligado a recordar a mi admirado y añorado Emilio Carlos Guruceta Muro, que como trencilla también tuvo sus errores gruesos en aquellos tiempos en los que iban a pecho descubierto, sin VAR ni otras milongas, que en su capacidad reflexiva siempre sostuvo que el árbitro había de ganarse el respeto sin dejarse llevar por la teatralización ni los largos diálogos con los jugadores. Murió en febrero de 1987 en accidente en Fraga y su espíritu queda enterrado por gañanes como González Díaz.

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