Un epílogo negativo en el Huesca-Villarreal B tras el empate a 2 en la explanada de El Alcoraz donde decenas de aficionados esperan la salida de los jugadores. El equipo de seguridad del club detectó un insulto racista a Aboú Kanté e inmediatamente actuó, de acuerdo con el protocolo, para poner a disposición de la Policía Nacional al presunto autor de la increpación.
El futbolista gambio-francés salía de los vestuarios cuando un grito con presuntos tintes racistas surgió de entre los congregados. La seguridad privada de la Sociedad Deportiva Huesca identificó automáticamente al autor, un hombre de mediana edad, y, paralelamente, contenía la ira del delantero centro, al que hubieron de frenar entre varios de los profesionales para evitar que se dirigiera al encuentro con el agresor verbal. Finalmente, lo recondujeron al interior del estadio, donde le tranquilizaron.
Paralelamente, la Policía Nacional ejercía su trabajo y abría una denuncia contra el individuo que profirió la frase racista previa identificación, todo según los testigos presenciales. Ahora todo queda en manos de las diligencias policiales y la instrucción judicial mientras el club habrá de aplicar también su régimen disciplinario para estos casos.
Se da la circunstancia de que, cuando Kanté, ya calmado, se dirigió a por su coche al aparcamiento de El Alcoraz, tuvo contacto visual con la persona que le faltó al respeto, pero no hubo más incidencias.
Este tipo de situaciones es controlado por un completo equipo de seguridad que ronda los 45 efectivos por partido (se complementan con una quincena más en los conflictivos), a los que se suma el despliegue de cámaras (unas doscientas) que la UCO de la Policía Nacional tiene dentro del estadio para detectar cualquier tipo de incidente. Entre unos y otros procuran que se cumpla la legalidad y no surjan situaciones como la que sufrió Kanté este sábado.