Ficha técnica:
SD Huesca: Juan Pérez; Valentín, Loureiro, Blasco (Moi Delgado 75'), Rubén Pulido, Vilarrasa (Toni Abad 46'); Sielva (Javi Hernández 63'), Joaquín (Vallejo 46'), Kortajarena; Soko y Sergi Enrich (Pereda 21').
Real Oviedo: Aarón Escandell; Nacho Vidal, David Costas, Dani Calvo, Rahim (Pomares 46'); Sibo, Colombatto, Cazorla (Sebas Moyano 60'), Hassan (Ilyas 77'); Portillo (Cardero 60') y Fede Viñas (Alemao 46').
Árbitro: Arcediano Monescillo (castellano-manchego). Gálvez Rascón (VAR). Amonesta a Rahim (17'), Moyano (82') por los visitantes, y a Valentín (44') por los locales. Expulsa a Juan Pérez (19') con roja directa.
Goles: 0-1, minuto 45+5: Cazorla. 0-2, minuto 63: Hassan. 1-2, minuto 70: Soko.
Incidencias: partido correspondiente a la jornada 38 de LaLiga Hypermotion disputado en El Alcoraz ante 6.832 espectadores. Unos 300 de ellos visitantes. Los jugadores del Huesca saltaron al césped portando una camiseta con el mensaje "Ánimo Jordi". Antes del partido se ha guardado un minuto de silencio en memoria de Manuel Cáceres "el del Bombo".
La caja de sorpresas ha vuelto a golpear con dureza y crueldad a un Huesca al que le está siendo imposible sacar victorias ante rivales directos. Se le apaga poco a poco la luz a un equipo que ha competido hasta el final pese a todo y que no se guarda nada en el tintero. La tarde ha estado condicionada desde el minuto 20 por la expulsión de Juan Pérez tras tocar una pelota con la mano fuera del área. El Alcoraz, fiel a su historia, se ha convertido en una caja de sorpresas en las últimas semanas. Y ahí el Huesca ha salido perdiendo.
Pese a todo, el equipo ha llegado vivo y con opciones de puntuar al minuto noventa. Y eso es digno de alabar. Ha puesto el miedo en el cuerpo a un Oviedo que ha terminado pidiendo la hora con un hombre más. Y es que pese a ponerse 0-2, el tanto de Soko ha envalentonado a un equipo que ha muerto de pie.
El regreso de Javi Hernández después de dos meses ha sido sin duda una de las grandes noticias de la tarde. El canterano perico, precisamente, ha tenido una de las claras ocasiones en el 89'. Otro que se suma a la causa ante tanta baja.
Los números tras esta derrota arrojan un 7 de 27 puntos conseguidos en este último tramo. Sin duda un peso demasiado grande para cargar sobre un equipo mermado psicológicamente y físicamente por las lesiones.
Comenzaba el Huesca con buen son, encarando con pelota y generando peligro sobre el área de Escandell, dirigido por un Sielva que finalmente llegaba a la cita partiendo como titular después de sus molestias. Rubén Pulido cabeceaba un córner que no cogía puerta y respondía acto seguido Cazorla -indetectable y omnipresente a la vez en tres cuartos de campo- con un disparo teledirigido que rozaba la escuadra.
Rahim se cargaba sobre la espalda un peso innecesario al ver la amarilla en el minuto 17, y es que el lateral era el oponente de Valentín en ese costado derecho. Hablando de tarjetas, todo se truncaba en el 19' en un balón larguísimo a la espalda de la defensa del Huesca. Juan Pérez medía mal y tocaba el balón con las manos fuera del área, justo en la frontal. Roja directa indiscutible para el de Almudévar y el partido que se ponía cuesta arriba. El sacrificado era Sergi Enrich y en su lugar entraba el chaval Adrián Pereda, en lo que era un papelón para él; un déjà vu de hace dos semanas.
Lo intentaba el Oviedo con pases filtrados entre los centrales. Tras un córner, Arcediano Monescillo anulaba un gol a los visitantes por falta previa en el área pequeña. En ese periplo, cuando se cumplía el ecuador de la primera parte, el equipo de Hidalgo tenía que asentar ideas, pues por momentos se veía agobiado en jugadas a balón parado fruto del dominio con balón del rival.
Por aquel entonces parecía poco menos que un milagro que el Huesca saliera vivo de esa situación. Pero Soko ponía las manos en la cabeza a los presentes con un remate de primeras tras un nuevo desborde de Valentín, quien dejaba a Rahim atrás con suma facilidad.
El Oviedo encontraba el premio en una buena triangulación coral entre Colombatto, Cazorla y Fede Viñas, un golazo en toda regla con la firma del último. Sin embargo, el VAR intervenía para anularlo por fuera de juego. Antes del descanso Loureiro remataba desviado un balón de córner tras un robo y una cabalgada de Joaquín, desafortunado en el regate ante los dos defensores.
Cuando parecía que todo quedaba en tablas al descanso llegaba, esta vez sí, el gol: centro pasadísimo al segundo palo, Dani Calvo la dejaba en el corazón del área para que Cazorla sólo tuviera que meter la punta de la bota y batir a Pereda.
Antonio Hidalgo, sin nada que perder, introducía un doble cambio en el descanso, dando entrada a Vallejo y Abad por Joaquín y Vilarrasa. Con ello pasaba a defensa de cuatro el Huesca con Toni Abad-Blasco-Rubén-Loureiro, este último actuando en el carril zurdo. Esa no sería la última posición para el batallador gallego, pues en el tramo final entraba Moi Delgado llevando de nuevo a Loureiro a la posición de central.
El Alcoraz ha reclamado un posible penalti sobre Kortajarena tras un agarrón en un balón parado, pero Arcediano Monescillo lo ha tenido muy claro señalando saque de puerta.
La sentencia llegaba en el 62' con el gol de Hassan tras una buena prolongación de Alemao. Otra buena triangulación de los carbayones que disfrutaban en superioridad numérica. Nada que hacer.
Soko se negaba a dar al Huesca por muerto con su gol en el 70' tras cazar un rechace tras un trallazo de Javi Hernández que se estrellaba en Nacho Vidal. El balón quedaba muerto en el área pequeña y, con Escandell ya vencido, el camerunés hacía el 1-2. Con la afición volcada y la breve brecha en el marcador, el Huesca ha tenido su momento. Quedaba más de un cuarto de hora y las opciones de puntuar estaban ahí. El Oviedo reculaba metros y cedía el cuero.
Pereda le negaba el gol a Dani Calvo con un paradón a la salida de un córner. Javi Hernández ha estado cerca de vestirse de héroe con un remate de primeras con la zurda que se ha marchado rozando el palo. El Alcoraz se ha llevado de nuevo las manos a la cabeza. Eso ha sido lo último a lo que aferrarse de un equipo que se marchaba sin premio y, ante tal esfuerzo, sin nada dentro.