El Huesca es el gallo de Morón, sin plumas y cacareando

La indiferencia es el peor síntoma en las situaciones críticas, porque desvanece la identidad y, evaporada la identidad, no está sino la muerte

04 de Mayo de 2024
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Pulido y Jérémy al ataque
Pulido y Jérémy al ataque

Ya recogió la leyenda don Benito Pérez Galdós, el Garbancero, en "Misericordia": "Estamos como el gallo de Morón". Sin plumas y cacareando. Así acabó el juez que pretendió imponer su bravuconería a los moronenses en disputa en dos bandos: desnudo y lamentando su infortunio.

Cuando el camino es turbulento, asediado por las tormentas y la falta de serenidad, el desenlace está llamado a ser un desastre. A estas alturas en que escribo estas líneas con el campo vacío (corren para la recuperación Cazorla y un compañero), apenas se ve la ermita de San Jorge como símbolo para acogernos a un milagro.

Estamos aquí porque tenemos lo que tenemos, porque alguien ha planificado como ha planificado y porque alguien se ha metido a augur insensato preconizando un final placentero que ahora mismo, por el contrario, se ha transformado en el borde del precipicio. Hay vida, pero menos. Hay plumas, pero pocas. Es más, estamos desplumados (al borde del desnudo, por eso buscamos compradores o prestamistas).

Es probable que los actuales mandatarios del club estén felices porque apenas se han escuchado dos veces las peticiones de dimisión. Los buenos jefes, cuando vienen mal dadas, se apuntan con los dedos índices hacia el pecho y realizan acto de contrición y de responsabilidad. Y proclaman, compungidos: "A mí, apúntenme a mí". En la economía posmoderna, siempre pagan los platos rotos quienes no toman decisiones.

Hay signos que para una mente analítica debieran ser profundamente preocupantes. Ese lleno anunciado que se ha convertido en 6.600 espectadores (ni en esto aceritan), esa manera de volcarse con el equipo los aficionados, esa indiferencia hacia los muñidores de este proyecto y de este equipo (cuando todo acabe, y deseo que sea para bien más fervientemente que nadie, porque me preocupa el club y la ciudad, también emergerá la figura del director deportivo que actuó de adormecedora no sé si por convicción o por sentido de la dirección, pero mal en cualquier caso)... Ante la adversidad, brotan las carencias, por mucho que tengas a Hidalgo.

La indiferencia es el peor síntoma en situaciones críticas (como ésta), porque desvanece la identidad. Y evaporada la identidad, no está sino la muerte. Que Dios nos pille confesados y San Lorenzo obre el milagro. Y que cada cual asuma su responsabilidad, porque cada cual ha demostrado su capacidad.

P.D.: Vistas las imágenes, lo del colegiado González Francés y ese especialista del VAR al que alguien en esta ciudad debió machacar en otra vida es verdaderamente indignante. Pero es que ni dirigiéndose al Comité Técnico de Árbitros somos buenos. Ese es otro cantar en el que ni cacareando nos hacen caso.

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