El Huesca merece el "trofeo coraje" de esta liga que tanto le está castigando

Ha sido un empate pírrico, porque las bajas duelen de una forma insoportable y el punto no consuela

27 de Abril de 2025
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Óscar Sielva se retira lesionado
Óscar Sielva se retira lesionado

El Huesca está rompiendo tantos estándares, tantos parámetros, que probablemente Viktor Frankl a estas alturas pondría entre los paradigmas contemporáneos al equipo de Antonio Hidalgo para explicar el concepto de resiliencia. Es punto menos que imposible quedar sometido a tantos infortunios, tantas desgracias, tantas lesiones, tantas actuaciones arbitrales contrarias (con Galech, hace una semana, otro gallo hubiera cantado) y, sin embargo, mirar a la cara a la realidad y afirmar interiormente aquello de : "¡Sí, se puede!"

Una plantilla corta mermada por la fuerza mayor de la economía y sometida a todas las pruebas que nos pone el fútbol, como al Santo Job le dispuso el Señor hasta dejarle absolutamente arruinado. Nueve bajas flagrantes. Y, en medio de toda la batalla, de toda la presión que pone un estadio como La Romareda -añadida a la que tiene el cuadro zaragozano-, una acción tonta coloca la desventaja en el marcador. Y, como esta es la tierra del no reblar, el cuadro, limitadísimo de efectivos, se repone. Y toman la responsabilidad todos, todos, exhaustos pero creyentes, hasta el 1-1 de Kortajarena. Y ahí, justo ahí, cuando mejor estaba la situación, se lesiona Óscar Sielva, el ingeniero industrial de este conjunto. Y se destapa Jordi Martín en un encuentro memorable... y se rompe.

El de esta noche en Zaragoza ha sido un empate pírrico, porque las bajas duelen de una forma insoportable y el punto no consuela. No lo merece Óscar, ni en su eclosión Jordi. No era justo con Dani Jiménez. Y, sin embargo, existe una razón fundamental para entender a este Huesca: el coraje. Es el equipo coraje de la liga, como ha habido tantos madres y padres coraje que han conseguido, frente a la injusticia, revertir el mal y aplicar la vara que merecían. Tendría que dedicar la Hypermotion un trofeo al Equipo Coraje, ese que ni se amedrenta ni se rinde, que en la complejidad aprecia sus fortalezas, su poder. Que, ante las desgracias del pasado, mira a la recuperación del futuro. Honor a Antonio Hidalgo. Admiración a los jugadores, esos bravos luchadores que, desde agosto, vienen atravesando un verdadero Rubicón salvando todas las trampas y obstáculos. Su espíritu es nuestro espíritu, su fortaleza nos auxilia en tiempos de tribulación y de flaqueza. Con estos, al fin del mundo. Y que sea la gloria..

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