El pasado domingo 29 de enero la sección de Turismo por el Alto Aragón de Peña Guara, nos desplazamos a una zona de la baja Ribagorza que hacía muchos años que no se visitaba.
A las nueve de una fría mañana, nos bajamos del bus 40 senderistas, unos doscientos metros antes de Estaña, ya que su estrecha carretera no nos permite acercarnos más, y desde este punto realizamos una ruta circular.
Una vez preparados y bien abrigados nos dirigimos, sin entrar en el pueblo cuya visita la dejábamos para el final, hacia las lagunas que hay en sus inmediaciones.
Se trata de unas lagunas de origen endorreico, de aguas procedentes de manantiales subterráneos y que sorprenden gratamente cuando se ven por primera vez. Pronto nos separamos de la ruta circular, para visitar la Ermita de San Esteban, bien conservada y cuidada pero que se resiste a ser encontrada. Una vez vista, con la correspondiente pausa para hacer las fotografías de recuerdo, regresamos otra vez a la laguna grande la cual bordeamos un buen trozo por su orilla y que la dejamos por una senda que desciende a enlazar con la pista de Finestras.
Aquí por la hora y ser un sitio soleado nos pareció lugar muy apropiado para el almuerzo. Continuamos en dirección norte por pista, señalizada como PR-HU202, hasta las ruinas fantasmagóricas de lo que en otro tiempo fue Caserras del Castell. Más fotos y a rodear el promontorio rocoso en dirección a la ermita románica de Santa Sofia.
Antes tuvimos que descender hasta el fondo del barranco del Reboll y en una ladera rocosa ver unos antiguos lagares excavados en la piedra. Vista la ermita, emprendimos una pista en muy buen estado por la que salimos al collado de Estaña, lugar desde donde contemplamos una estupenda vista de la laguna grande y al fondo la sierra de San Quilez.
Tras llegar a su orilla por la parte norte y contemplarla desde un mirador, fuimos en busca de la laguna pequeña, más escondida y que todavía no se había hecho visible. Si hasta ahora las vistas del paisaje ya eran estupendas, sorprende un sendero recientemente limpiado, que desde la misma orilla de la laguna sube a la zona de huertos de Estaña y a su antiguo lavadero. El lavadero en desuso, pero no sus huertos, bien trabajados, que indican que hay vida en el pueblo.
A las 14:30 h aproximadamente llegamos al pueblo y en su soleada plaza nos acomodamos para comer y, además tuvimos ocasión de charrar con casi todos sus habitantes, que nos dijeron eran solo cinco en esta época. Después, andamos unos trescientos metros más para llegar al bus, que nos esperaba donde lo habíamos dejado.
Agradable día, frío pero soleado, que nos permitió hacer el recorrido previsto, de unos 15 kilómetros con apenas 450 metros de desnivel y que nos ocupó, paradas incluidas, aproximadamente 6:30 horas.
Esta ruta ya es historia pero ya está en mente la siguiente, preparada por los compañeros para el domingo 5 de febrero por la zona de la Solana de Burgasé.