Vinicius Jr., elegido MVP (Most Valious Person, la persona más valiosa) del Real Madrid-Barcelona tras sus tres goles, tuvo una dedicatoria especial a todo el equipo de personas que velan por la salud de los jugadores merengues de una manera eficaz. Entre ellos, se encuentra José Víctor Alfaro, el podólogo oscense que ya suma en largos dos dígitos las copas internacionales y nacionales que ha levantado con el Madrid. La última, la Supercopa de esta noche del domingo en Arabia Saudí.
La trayectoria de Víctor en el deporte es muy prolongada desde aquel buen día en el que se plantó en la puerta del edificio del Atlético de Madrid en el que le iba a recibir el doctor Villalón y hubo de esperar horas y horas (recordando como él dice a Paco Martínez Soria en "La ciudad no es para mí") hasta que el prestigioso galeno deportivo recordó que le estaba aguardando. Allí, como César, vini, vidi, vici. Llegó, vio y venció.
Después los acontecimientos se sucedieron y se postró para mejorar los pies de los jugadores del Real Madrid, de la Selección Española (particularmente los mima su hermano, Javier) y de tantos equipos y deportistas internacionales siempre con el respaldo de Podoactiva, convertida en la referencia de podología y biomecánica del mundo. De aquellas primeras incursiones en la prevención del tabaquismo a las "podoclínicas ambulantes", de ahí a Walqa, de Walqa a todo el orbe.
José Víctor Alfaro se ha convertido en un imprescindible en el Real Madrid, al que dedica prácticamente media semana laboral, en la que comparte restaurante en Valdebebas antaño con Sergio Ramos, hogaño con Vinicius, con Bellingham, con Mendi o cualesquiera jugadores que aprecian la importancia de tener los pies niquelados, porque con ellos se ganan la vida.
En las prolijas celebraciones de títulos del Real Madrid, con su humildad característica, aparece siempre en un lado junto a los jugadores, a su admirado y querido 'Anyelotti' (así pronuncia Víctor el apellido de Carlo Anchelotti, seguramente porque en italiano será así) y a los respetados miembros del cuerpo técnico. Acumula ya unos cuantos entrenadores, centenares de jugadores y la misma actitud de servicio a la causa. Por esta última razón, se salta la discreción para colocar en su salón de trofeos imágenes como la que esta pasada noche se ha hecho con Jude Bellingham. No es sino la recompensa justa al trabajo magníficamente hecho. Felicidades, campeón.