En su palmarés cuenta actualmente con el récord de Aragón de lanzamiento de martillo absoluto y es quinto de España, pero tiene que hacer malabares para compaginar su trabajo y el deporte que practica. Es Juan Díaz, atleta grausino del Alcampo Scorpio, quien también echa de menos mucho más apoyo institucional para seguir creciendo y seguir llevando el nombre de su pueblo y comarca por todo el país.
En el apartado deportivo, se muestra "bastante contento" tras un año 2025 en el que ha conseguido triunfos importantes. "Ya llevamos unas semanas de pretemporada y ciertamente estamos trabajando bastante bien. El año ha sido bueno, aunque no todo lo que me hubiese gustado. Tuve unos meses bastante complicado a nivel personal, pero al final supe ganar una batalla mental difícil y salir de esa situación", comenta.
En cuanto a los objetivos reconoce que no ha conseguido todos los que se había propuesto, ya eran "más ambiciosos. Al final, el principal objetivo del año es hacer siempre marca personal donde lo conseguí en el Campeonato de España absoluto en Tarragona". Dïaz logró un quinto puesto a nivel nacional y posee el récord de Aragón absoluto. ¿Cuál es el siguiente paso? "Seguir agrandándolo y ponerlo más difícil para los que vengan, con lo que me gustaría dejarlo en una marca mucho más elevada. Respecto al quinto puesto, tenemos dos campeonatos de España al año, lo siguiente es seguir subiendo puestos y acercarnos a las medallas, pero para eso tengo que lanzar más metros".
El entrenamiento de Díaz consiste en lanzar el martillo (técnicas) unas 4 o 5 veces por semana. También va al gimnasio y luego hace ejercicios de imitación de técnica, algo que sirve para pulir y mejorar la propia técnica. Además, realiza multilanzamientos donde la bola medicinal o de peso es la protagonista. Ahí el core y la velocidad son fundamentales. "Tenemos que ser muy rápidos en muy poco espacio. Contando que estamos acelerando una bola que pesa 7.260 kg con un cable de un metro en un círculo que mide 2.14 metros llegamos a poner la bola a unos 70/80 km/h en nuestros casos, y hasta 100km/h en los atletas olímpicos, así que por esto tenemos que ser muy hábiles y rápidos", explica.
En total dedica entre dos y media y tres horas al día, contando entrenamiento efectivo que es desde que sale de casa hasta que llega. "Y a todo esto tengo que sumarle mi trabajo personal con 40 horas semanales, y tengo que combinar mis entrenos dependiendo el horario que tenga de la semana, para que se entienda lo sacrificado que es: las semanas que voy de tardes tengo que empezar entreno a las 8:00am, contando días de lluvia, niebla, frio (aquí en Graus hemos llegado a estar a -8ºC) y las semanas de tarde no paso ni por casa porque, sobre todo en invierno, tenemos que poner un grupo electrógeno para darnos luz con unos focos ya que se hace de noche muy rápido. Esto contando que casi todas las vacaciones de trabajo las gasto en los campeonatos u otras competiciones que pueda tener durante el año". Así que, en resumen, "es bastante complicado todo. Y más con tan poco apoyo".
"EL APOYO QUE RECIBO ES NULO"
Con todo ello, el atleta altoaragonés lamenta que echa de menos algún tipo de apoyo público. Y es que el esfuerzo es mayúsculo ya desde hace mucho tiempo. "Hasta este año los únicos apoyos que tenía eran de mi club, del Gobierno de Aragón -que es una suma bastante pequeña- y de la Comarca, la cual este año me ha quitado la subvención por un criterio bastante absurdo que es tener más de 23 años. La verdad es que echo de menos el apoyo institucional, ya sea por el Ayuntamiento de Graus o por la Comarca de Ribagorza".
El atleta argumenta que "estamos llevando el nombre de Graus a muchos lugares de España, contando que viajamos por toda la península y lo primero que decimos cuando nos preguntan de dónde somos es el nombre de mi casa. El apoyo que estoy recibiendo por parte de mi pueblo es nulo, y me fastidia bastante, porque llevo mas de 7 años en la élite nacional del lanzamiento de martillo y no me han apoyado nunca". En este sentido, cree que el apoyo de un pueblo en deportes individuales -pone el ejemplo de otro atleta como es Pol Oriach con Albelda- y a estos niveles es bastante gratificante y necesario para seguir consiguiendo los resultados que queremos".
El apoyo privado también es complejo y en concreto en este deporte. "Las empresas buscan patrocinarse y la mayoría suele vender por la zona y no les interesa salir de allí. Pero no estoy cerrado a nada, de hecho, no me importaría acudir a alguna empresa y poder hablar para cerrar un sponsor".
UN CAMPO ALQUILADO Y UN GIMNASIO PROPIO PARA ENTRENAR
Díaz tiene que buscarse la vida para entrenar en Graus. Lo hace como puede, en un campo alquilado a las afueras del pueblo y en su propio gimnasio. "Esto sería un inicio en el apoyo del Ayuntamiento, un sitio digno donde lanzar. No me quejo del sitio porque está bien, pero al final no tenemos ni círculo para lanzar. Es una plancha de hormigón donde tenemos un círculo pintado en el suelo y, por descontado, tampoco tenemos jaula (que es la estructura para protección del martillo). Los martillos los hemos tenido que comprar nosotros. Por otra parte, el gimnasio es todo compra nuestra. Las barras olímpicas y pesas son bastante caras. No hay ni aire acondicionado ni calefacción, así que en invierno solemos entrenar con dos térmicas para tener el cuerpo caliente y no hacernos mal.
Hace un llamamiento para dar una "oportunidad" al lanzamiento de martillo como deporte. Es consciente que es algo desconocido para muchos, pero en competición "es algo muy peculiar: de un intento a otro puedes pasar de ir primero a quedarte fuera del pódium. Alguna vez me han visto entrenar y les parece bastante interesante y atractivo de ver, ya que es raro ver un artefacto de tanto peso salir disparado a esas velocidades y a esas alturas".
Por fortuna, el lanzamiento de martillo va ganando en visibilidad. "Atletismo no sólo es correr, sino que tienes mucha diversidad de pruebas. Si lanzáramos en un sitio con más visibilidad, las personas se darían cuenta de lo que es, e igual le darían una oportunidad", añade.
Díaz compite para el Alcampo Scorpio, un club al que le tiene mucha estima. "Estoy contento y llevo unos años en él. No tengo nada que reprocharles y, de momento, me gustaría seguir estando con ellos las temporadas que hagan falta".