FICHA TÉCNICA
Lobe Huesca La Magia: Álex Rubin de Celis (5), Lysander Bracey (9), Guillem Vázquez (13), Daniil Shelist (18), Mohamed Abdulsalam (12) (cinco inicial), Pablo Marín (2), Héctor Figueroa (10), Charles Knowles (6), Rodrigo Gómez Barral (11), Martín Iglesias (11) e Iker Terreros (2).
Ciudad de Huelva, Emérita Resou: Mays (12), Fernández Díaz (13), Ieleji (2), Diouf (10), Chabi Yo (4) (cinco inicial), El Otmani (2), Timoner (10), Paunov (5), Sow, Ávalos, Grifeu (2)
ÁRBITROS: Sergio del Val Nuño y Alexis Fuentes Magarzo.
INCIDENCIAS: Homenaje a Jesús Pena, diez años como animador del Club Baloncesto Peñas. Nacho Biota en el banquillo. Se ha ido animando hasta una aceptable enrada
Parciales cada 5 minutos: 17-6, 24-11, 39-18, 53-21 (descanso), 60-29, 74-38, 88-45 y 99-60
Un desfile marcial se ha marcado el Lobe Huesca la Magia, con Nacho Biota en el banquillo aplicando el método Sanz, ante un Ciudad de Huelva en deconstrucción-reconstrucción que ha probado a los nuevos con escaso acierto. La diferencia no ha hecho sino ensancharse permanentemente, con seis peñistas en dobles dígitos y diez anotadores, esto es, todos. Juego colectivo, dominio aplastante en rebote (48-27) y mirada ilusionada hacia arriba. Por supuesto que se puede.
Ha arrancado Nacho Biota -sustituto del sancionado Rafa Sanz en el desastre federativo que no contesta los recursos hasta el fin de los tiempos- con Rubin de Celis, Bracey, Guillem Vázquez, Shelist y Abdulsalam, con buen tino desde 6,75 de Bracey y Shelist consecutivameente. Enfrente, Fernández Díaz, Mays, Ieleji, Diouf y Chabi Yo, y precisamente Yo era el único que ha puesto oposición en los diez minutos en los que se ha despegado hasta 14-6 con un coloso Abdulsalam, Guillem aportando anotación y Rubin dirección (14-6). Pontanilla pedía tiempo muerto e introducía una segundo equipo prácticamente, pero el resultado no acompañaba. Cinco puntos de Shelist situaban el 19-6.
Nacho Biota ha optado por el refresco con Pablo Marín, Héctor Figueroa, Charles Knowles, Rodrigo Gómez y Martín Iglesias. Segunda unidad en acción, también con acierto. Cierta relajación pero al final del primer cuarto el electrónico señalaba 24-11 con Shelist superlativo y siete jugadores en anotación.
Segundo cuarto con Pablo Marín, Héctor Figueroa, Guillem Vázquez, Rodrigo Gómez y Martín Iglesias. En apenas segundos, Figueroa anotador y golpeado en la cara (26-11). Bracey a cancha y, precisamente, el americano hacía un 2+1 para la máxima distancia (29-13). Pese a la irrupción del nuevo Paunov con cinco tantos consecutivos, Lobe duplicaba el guarismo onubense (36-18) y Bracey hacía otro triple para el 39-18. Otra vez al rincón de pensar llamaba a los suyos Pontanilla, también nuevo entrenador del Ciudad de Huelva. La sangría era hemorragia (45-18 tras cuatro de Abdulsalam y dos de Shelist). La herida, tras un 11-0, se cortaba con Grifeu de palomero, pero Shelist (ya 16 puntos) ponía el redondo 50-20 y Rodrigo estrenaba su casillero de triple para el 53-21 al descanso.
UNA SEGUNDA PARTE EN LA OFICINA
Timoner, Mays, Fernández Díaz, Chabi Yo y Diouf han sido la apuesta de Pontanilla para el segundo acto y Rubin, Bracey, Guillem, Shelist y Abdulsalam la de Biota. El guion estaba marcado. Correcalles en torno a los treinta de diferencia, con Fernández y Mays los más destacados en las filas onubenses y Martín Iglesias matador en las locales (tres hacia abajo para levantar al público). Rubin de Celis se estrenaba desde el triple para el final del tercer cuarto y ya 74-38. La centena, más cerca.
El último cuarto, diez minutazos para el lucimiento personal (de quien tenga luz, que hoy Huelva la ha perdido). Ahí estaba Martín Iglesias haciendo las delicias, Figueroa y Gómez desde el triple certeros. Era una competición de mates a las que se sumaban Rodrigo e Ilejei (88-45), ya por encima de los cuarenta con un 2+1 de Guillem Vázquez.
Lógica relajación en los minutos finales y la centena se ha alejado aunque el rendimiento del equipo ha resultado sobresaliente por acierto, por actitud y por concentración (99-60). Y la guinda del pastel, la canasta meritoria de Iker Terreros al final en una preciosa bandeja.