Una semana acelerada para los organizadores, Club de Montaña Javieres y Ayuntamiento de Loporzano, para llegar a este sábado de la V Ruta del Abadiado Historia y Naturaleza con todo preparado... hasta el tiempo nos ha acompañado, estamos en el comienzo del veranico de San Miguel.
Marcaba el termómetro 9 grados a las 6 de la mañana, cuando comenzábamos a preparar en la ermita de la Virgen del Viñedo, principio y final de esta V edición. A las 7 horas, todavía de noche, llegaban los primeros madrugadores participantes a recoger las credenciales y desayunar.
Cómo estaba previsto, a las 8,15 horas, después de unas palabras de bienvenida de Javier Cruchaga por parte del Club, Roberto Malumbres, concejal del Ayuntamiento, y Nuria, técnica de Turismo y encargada del punto de información del Viñedo, comienza la andada. Las explicaciones de Nuria ofrecieron un manual de instrucciones real para disfrutar de la marcha.
Mientras el centenar de caminantes se dirigen, paso a paso, a completar los 18 kilómetros de recorrido, el equipo de logística se pone a destajo a preparar los bocadillos de jamón con pan de Loporzano, no sé qué valorarán más, el continente o el contenido.
El recorrido, atravesando campos y barrancos, con un verde "otoñal", se hace muy a meno y entretenido.
A las 9,20 llegan los primeros a San Julián de Banzo, donde se realiza la primera parada y reencuentro para dar cuenta de ese pan con jamón. Nuestro agradecimiento a Fernando que nos recibe con las puertas del salón social abierto.
Unos antes y otros después, una vez recuperadas las fuerzas, se reemprende la marcha. Un tramo de carretera hasta adentrarnos por Barranco Lobos y superar, por un camino virgen, habilitado para la ocasión, la vieja mina de cobre.
Superado el primer desnivel fuerte de la marcha nos espera otro avituallamiento en el cruce de caminos a Ciano o Santa Eulalia. Aquí se ofrecen las dos alternativas, la más exigente a los llanos de Ciano, pero que a cambio se encuentran con las mejores vistas de la marcha, al sur la Hoya y al norte, las impresionantes vistas de Cuello Bail, Matapaños y Los Pepes en un primer plano, y el alcorce de Santa Eulalia, que nos evita las rampas y nos ofrece unas vistas de la zona del Abadiado únicas.
Las dos convergen en Santa Eulalia, donde la organización ha montado otro punto de repostaje a los pies de la Iglesia. Casi las dos opciones se reparten a los marchantes al 50%.
Desde aquí el descenso al punto de partida, Virgen del Viñedo, es continuo y por tanto menos exigente. Este recorrido esconde un tesoro, unos olivos centenarios en muy buen estado. Hay que felicitar al propietario por el cariño y cuidado con qué los trata para que estén tan bien conservados.
A las 14,30 horas, con la llegada de los últimos caminantes se comienza a degustar, con mucha gana, la excelente paella que nos ha preparado el amigo Pichetas... y de postre requesón de Villa Villera.
Excelente jornada con un recorrido que a nadie ha dejado indiferente, alternando historia y naturaleza. Tanto que algunos han sido sorprendidos por zorros o jabalíes. Han podido observar, recorrer y visitar una parte de los atractivos que esta parte de los pueblos que componen el Abadiado ofrece.
Todos han terminado contentos, además del recorrido y la buena paella, se van con una muestra de los productos locales: aceite de Escario, miel de Aguas ( J. María Oliván) y cerámica de Bandalies...y una camiseta conmemorativa del V aniversario.