María José Pueyo, feliz de su segundo momento olímpico en los Juegos de París

La serrablesa, olímpica en Pekín en 2008 con 38 años, participó con su marido en la 10K francesa en el mismo circuito del maratón femenino y envía un cariñoso mensaje de ánimo a Inés Bergua

Miguel Ángel Blasco
14 de Agosto de 2024
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María José Pueyo y su marido, Roberto Clavijo, tras la 10K parisina.
María José Pueyo y su marido, Roberto Clavijo, tras la 10K parisina.

María José Pueyo ha revivido en París la inolvidable experiencia que disfrutó en el año 2008 en Pekín, en cuyos Juegos se ganó la etiqueta de “olímpica” con su participación en el maratón femenino. En la noche del pasado sábado, en la capital francesa, tanto ella como su marido y compañero de muchas carreras, Roberto Clavijo, estuvieron en la línea de salida de la 10K y maratón popular que la organización de los Juegos había convocado por primera vez en la historia solo unas horas antes del maratón femenino que tendría lugar a primera hora de la mañana del domingo.

Mariajo y Roberto, acompañados por su hermana y cuñado, Marta y Juan -encomendados a las tareas de mochileros durante la carrera-, estuvieron en los Juegos parisinos desde el jueves, donde aprovecharon para disfrutar como espectadores de todas las competiciones que pudieron. Nuestros dos protagonistas habían preparado la 10K con vistas al Campeonato del Mundo de veteranos que se ha iniciado en Gotemburgo (Suecia) -escenario en el que la serrablesa se estrenó como internacional en el Europeo de 2006- y donde afrontarán el doble reto de la 10K y el Medio Maratón. En el caso de la serrablesa en la categoría F-50 (último año ya) y en el de su pareja en M-55. Y con opciones de subir al podio.

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Captura de la imagen televisiva momentos antes de la salida.

“Lo de estar de nuevo en unos Juegos Olímpicos y ver el ambiente desde que llegamos, ver el maratón masculino y esperar la noche anterior de la carrera femenina… ¡Madre mía! Era ver de nuevo lo que había vivido 16 años antes y estar en la línea de salida con 20.000 personas y todas las calles de París a tope de gente para vernos a nosotros. Estábamos en la fila 15 de los cajones de salida y esa espera de 40 minutos antes de la salida gritando y cantando, fue una verdadera fiesta. Me había aconsejado mi entrenador que me guardara fuerzas para el Mundial porque con la emoción y la excitación no llegaríamos bien”, señala la atleta de Sabiñánigo.

Asegura Mariajo que cuando le viene a la cabeza ese segundo “momento olímpico” todavía se le pone “la piel de gallina”. “Hasta el kilómetro cinco era imposible dar una zancada normal, era el mismo circuito del maratón olímpico y en ese tramo inicial el recorrido es muy estrecho y de adoquines. Había multitud de gente animando, algo indescriptible y emocionante. Cuando llegamos a meta con Roberto -estuvieron juntos en todo momento-, me vi llorando como una magdalena. Esas vistas, esa foto final… fue alucinante, una experiencia para vivirla y muy gratificante”, rememora.

Y también un buen test de cara al doble reto que le aguarda en Suecia al hacer el trayecto en 41 minutos (una media de poquito más de 4 minutos el kilómetro). Este mismo domingo correrá la 10K y el día 24 el Medio Maratón. Parte con la tercera mejor marca de las dos pruebas, “no estoy como cuando me inscribí y ya sabemos que una cosa es la marca que llevas y otra lo que te encuentras. Pero que lo voy a pelear, seguro”.

Maríajo y Roberto junto con su hermana y cuñado Marta y Juan
Maríajo y Roberto junto con su hermana y cuñado Marta y Juan

“ME SENTÍ OLÍMPICA”

Haber disfrutado de la experiencia parisina ha supuesto para María José Pueyo “volver a sentirme olímpica, pero con piernas”. “Qué experiencia más bonita vivirla de esta manera y no con la soledad con la que llegué a meta en Pekín hace 16 años. Aquí estaba con mi pareja y con un montón de piernas”, sonríe, “ya que esto era más emocional que competitivo”.

Olímpica. Es la etiqueta que le acompaña desde que cruzó la línea de meta en los Juegos de Pekín. “Todavía recuerdo el momento del kilómetro 35 cuando tanto mi familia como mi entrenador (el gran Phondy) me gritaban, me animaban y me pedían “tienes que acabar, si no acabas no serás olímpica”. Y saqué fuerzas de donde no tenía, sufrí como nunca y terminé. Había detrás muchas vivencias, un esfuerzo tremendo por hacer la mínima para haber estado en Pekín y me gané el billete a base de constancia y trabajo. Lo que viene luego es todo un regalo, cuando he ido o voy a carreras o eventos siempre me ponen lo de “olímpica”. Te aseguro que te tienen muy en cuenta por ello”.

UN CARIÑO PARA INÉS BERGUA

La de María José Pueyo es toda una admirable historia de superación y perseverancia. El deporte siempre ha estado muy presente en su vida, pero hasta los 28 años no iba más allá de corredora popular. Justo diez más tarde, a los 38, llegó a la línea de salida del maratón olímpico de Pekín.

No conoce personalmente a la oscense Inés Bergua, recién estrenada como olímpica con 20 años en París, ha seguido sus paso y si de algo le sirve su propia experiencia, le anima con los consejos que suele transmitir en las charlas que da a estudiantes y jóvenes deportistas. “Siempre tenemos una piedra en el camino. Pero si tú sabes la lína recta que debes seguir y el objetivo y el sueño que quieres conseguir, nunca lo des por perdido. Siempre hay que luchar e ir a por él”, observa.

“LEVANTARSE, TRABAJO Y CONSTANCIA”

Y se aplica la medicina: “Yo misma, cuántas veces en las charlas que he dado lo he dicho. Cuando tenía 34 años, ¿quién me decía que iba a estar en una olimpíada?. Nadie. Yo creí en mí misma y con 38 estuve en unos Juegos. Y después de los Juegos me decían que dejara de correr. Pues aún fui dos veces consecutiva campeona de España de 10K y de Medio Maratón. Fíjate cuánta gente de mi época sigue compitiendo. Ninguna. ¿Por qué? Porque en cuanto no eres de élite, la gente lo deja. A mí me ha gustado siempre ser deportista. Correrás más o menos. Yo luché por un reto y nadie se puede imaginar las piedras que tuve por el camino. Pero luché por ese sueño. Y si la gente quiere un sueño, que vaya a por él. Habrá piedras y caídas, pero hay que levantarse. No todo lo que has planeado te va a salir al cien por cien. Tu cuerpo no es una máquina. Pero si trabajas, el trabajo se queda en las piernas y en la cabeza, en el deporte que sea. Y al final, el trabajo sale. Igual no sale el “día X”, pero tú lo llevas y al final sale todo lo que has estudiado, lo que has entrenado y preparado. Sobre todo, constancia y trabajo”.

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