El fútbol regional aguarda historias maravillosas. Una de ellas es la de José Antonio Sorinas, quien con 58 años -el mes que viene cumple 59-, ni corto ni perezoso, se enfundó de nuevo los guantes de portero el pasado domingo para defender la meta de la Almunia de San Juan en su visita al Santalecina. Fue una urgencia: el portero titular Aarón Rovira vio la roja la jornada anterior y, al cumplir sanción, necesitaban a alguien que se pusiera bajo los palos. El hombre más indicado era Sorinas, quien ayuda a Manolo Carrasco y a Meler, el cuerpo técnico, desde hace dos años en las sesiones de entrenamiento siempre que su trabajo como camionero se lo permite.
"Los chavales se portaron muy bien porque me arroparon cantidad. Después de 16 años sin jugar, se nota mucho. La mentalidad es la misma, pero la carcasa no", asevera. Los horarios laborales tan solo le permitieron cuajar una sesión preparatoria con el equipo. Fue el viernes previo al partido en Santalecina. "Llegué ese día al entrenamiento y pensaba que no iba a jugar porque habrían conseguido otro portero, pero me dijeron que tenía que jugar. Dije: ¡Madre mía! Haremos lo que podamos". Pero confiesa que durante el partido se encontró "muy a gusto" después de 16 años sin competir. "Lógicamente, las distancias no las controlas como antes. Además, ahora llevo gafas y tuve que jugar con unas de plástico que tengo para trabajar. No es lo mismo, pero me encontré muy a gusto. Casi no llegaron a puerta, mis compañeros lo frenaron y lo hicieron de maravilla".
Echa la vista atrás para recordar sus últimas actuaciones como portero. Fue con la UD La Fueva, con Arnedillo como entrenador, en Regional Preferente. El recuerdo no es el mejor, pues se rompió los ligamentos en la primera vuelta pero aguantó como buenamente pudo y fue capaz de disputar toda la segunda vuelta lesionado. "Con 42 años dije: aquí se acabó todo. Pero mira...". Desde entonces puede presumir de ser uno de los jugadores que pertenecen a esa plantilla que llevó a La Fueva a Tercera División por primera vez.
Echa mano al dicho común que sobrevuela al mundo del fútbol donde se argumenta que "los porteros estamos un poco locos. Meterte con una edad a jugar no es lo mismo". Y revela la curiosa conversación que tuvo con su padre, de 91 años, el día anterior a ponerse de nuevo los guantes para jugar un partido oficial de liga. "Me dijo que estaba loco. Así de claro. Que dónde iba, animal. Mis compañeros me dieron las gracias porque nadie lo hubiera hecho. El fútbol me encanta". También confiesa que lleva tres días "sin poderme mover". Pero lo dice con una sonrisa, y eso, al fin y al cabo, es lo que cuenta. "Tengo el cuello cargado, las piernas también. El aductor que ya lo tenía un poco fastidiado. Como no haces nada... Lo único que hago es footing. Normalmente, siempre que puedo, corro una hora diaria. Eso es lo que me mantiene un poco en forma, pero meterte en la portería es completamente distinto. Aarón tiene cuatro tarjetas; ya se lo he dicho, como te saquen otra y te sanciones te tiro al canal".
Pone en valor el trabajo semanal que realiza con Aarón sobre el verde del José Antonio Castanera, el campo de Almunia de San Juan. Pero también lamenta todo el tiempo que no pudo trabajar desde que dejó su etapa juvenil después de salir de la cantera del Monzón: "Puedes dar consejos, pero es complicado porque tiene mecanismos. Intentamos corregir cosas aunque es difícil que cambie sus hábitos. Tiene cualidades y es un muy buen portero. Cuando está centrado, para Primera, es muy buen portero. Lo que pasa es que cuando terminó su etapa juvenil no trabajaron y todo lo que sabe es lo que ha podido coger. Estamos trabajando poco a poco".
Tras el descenso desde Preferente, el equipo anda séptimo después de las diez primeras jornadas. Califica al equipo como "muy modesto. Sufrimos mucho en Preferente porque la gente tiene que tener un esfuerzo y compromiso muy grande. Es complicado que la gente tenga ese nivel. Se han ido dos o tres pero seguimos siendo una familia. La directiva y el ambiente es fabuloso. El míster también hace mucho, porque hace piña junto con Meler, miembro del cuerpo técnico. Todos somos uno y no hay diferencia. Eso es bonito. Igual que el domingo me arroparon a mí y fueron todos a una. Eso es lo que realmente se valora en este equipo. Tenemos la aspiración de un poco más, pero sabemos que es complicado porque hay equipos muy buenos".
Por el momento, Sorinas desconoce si ha sido el jugador más veterano en jugar un partido en el fútbol regional aragonés; "ni lo había pensado porque tampoco esperaba jugar". Lo que está claro es que a ilusión y compromiso no le gana nadie.