Cual si fuera un compás, Javier Cruchaga, presidente del Club de Montaña Javieres, empezó a girar sobre las vistas casi infinitas desde el Pico de Montidiñera (o Montidinero o Montidinera, que tiene tres nombres) y a explicar lugares que ya han hollado: Guara, Fragineta, Fraga, el Moncayo o la propia capital, traslúcidos por la niebla presente.
La etapa de 12 Retos, 12 Cimas congregó 26 montañeros en la Tejería, un camino en dirección Aguas antes de llegar a la carretera hacia Calcón. En el aparcamiento, explicación de la jornada que se reducía de los 16 kilómetros previstos a 9 aproximadamente como consecuencia de los avatares meteorológicos.
El objetivo, salvar los 584 metros de desnivel hasta Montidiñera, con dos primeros kilómetros de subida continua, lo más exigente del trayecto. Como explica Iván Jaime, es una subida "muy bonita con la presencia de los Mallos de la Predicadera", menos conocidos que los de Riglos o Agüero pero de una verticalidad impactante.
Los expedicionarios, pasada la zona de San Cosme y San Damián, pasaban por debajo de la Roca El Pito, con forma de bola, para continuar por un camino muy empedrado que acrecienta la dificultad. Arriba, en Montidiñera, el habitual "sello" de los Javieres al inscribir en piedra el nombre con otra de sus versiones: "Montidinero 1467". Desde ahí, el GPS humano que es Javier Cruchaga describía la visión: Huesca, los mallos de Vadiello y el embalse, "el cosechón de 5.000-6.000 kilos", la sierra de San Caprasio, la Sierra Negra y Fraga, El Pueyo de Barbastro, la cresta de Cubilas a Santa Cilia, Guara, las dos pedreras, el Arnabón, Petreñales, Fragineto, Gabardiello, Gratal, La Paúl, el Matapaños, La Sotonera, el Moncayo, los Pepes...
Los andarines asentían porque habían disfrutado experiencias en casi todos los parajes. Quedaba el final, cuatro o cinco kilómetros de descenso ante los que el presidente pedía precaución.
La temperatura estaba siendo muy agradable y la bajada por las Gargantas de Guara o Barranco Tejería exigía algunas acciones divertidas como un pequeño destrepe salvado con una cuerda de cinco o seis metros que ponía el punto de emoción (y en algunos casos, que el miedo es libre, de temor). Luego, el barranco propicio para el "juego de la hamburguesa" constatando que las piedras no se mueven y algunas otras peripecias, aprovechado por cierto por algunos para refrescarse metiendo el pie en el agua. Final en la zona de los coches donde Niko esperaba con refrescos pasada la una del mediodía.
NOCTURNA
Y los Javieres ya están preparados para la Nocturna de Guara el próximo fin de semana, que comienza el sábado en la ascensión hasta el collado para descansar allí (salvo los que quieren dormir bajo las estrellas directamente en la cima).
De madrugada, todos hacia arriba para culminar la subida y posteriormente retorno hacia San Úrbez donde les espera un reconfortante almuerzo.