Oikos: 57 meses y un clamor de las defensas por la falta de seguridad jurídica

Desesperación de los investigados tras más de ocho meses desde que finalizó la instrucción y después de los pronunciamientos de Fiscalía pidiendo varios archivos

29 de Febrero de 2024
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Estadio de El Alcoraz, con el tercer consejo en pocos meses.
Estadio de El Alcoraz, con el tercer consejo en pocos meses.

Desde aquel 28 de mayo de 2019, el Caso Oikos ha cotizado al alza en cuanto a temporalidad y a la baja en lo que se refiere a consistencia jurídica y policial. Sin embargo, se ha convertido en una operación superviviente, que dará pie en un hipotético libro (elementos hay de sobra) a un titular parecido al firmado por el presidente del Gobierno, Manual de Resistencia, este 29 que es su cumpleaños bisiesto.

El caso Oikos, a estas alturas, se está llevando por delante a muchas víctimas en distintos sentidos. En el institucional, porque un club como el Huesca no puede estar al albur del incumplimiento de la Ley de Enjuiciamiento Criminal en cuanto a la duración de los procesos (ya saben, un año y alguna prolongación de seis meses en asuntos de extraordinaria complejidad para abordar toda la instrucción tras las investigaciones policiales), que de hecho ha convertido el valor del concepto prórroga en papel mojado. Y es que, hasta el ecuador de 2023, desde 2019 se han encadenado como los chorizos de cantimpalo los alargamientos de medio año en medio año, con absoluto desprecio por el sufrimiento humano.

En el plano personal, resulta singularmente doloroso el caso de Carlos Laguna, cuyas zozobras han debilitado su capacidad de supervivencia hasta un extremo casi letal por un trato indigno de algo que se llame Justicia, cebado en un ser humano de bonhomía descomunal. O algunos otros afectados también con problemas coronarios sobrevenidos. Y esto sin tener en cuenta el quebranto económico a personas como Agustín Lasaosa (más de cuatro años sin ingresos) o Juan Carlos Galindo hasta el sobreseimiento de este último.

Ninguno de estos padecimientos ha parecido incitar la compasión, la misericordia de los dos jueces protagonistas, Ángel de Pedro primero y Alicia Bustillo después, titulares del Juzgado de Instrucción número 5. Es cierto que los magistrados no necesariamente han de ser compasivos ni empáticos, pero al menos hay que demandarles diligencia y aplicación de la ley para vencer la pereza, la desidia o cualquier motor que induzca a este filibusterismo judicial. Tampoco ha movido a la actual jueza el pronunciamiento de la fiscal Victoria Arenere que demanda el archivo de la causa contra Íñigo López, López Garai o los incursos en el Sariñena-Cariñena con la advertencia de que en similares casos (que vienen a ser los de todos los investigados) la solicitud iba a ser idéntica.

Las Defensas a las que ha consultado EL DIARIO DE HUESCA no esconden su cóctel de estupefacción y enfado. Cuatro años y nueve meses, 57 meses, 1.735 días de vulneración del principio de seguridad jurídica de los encausados, como explican los abogados. Golpes de timón en los objetos de la causa desde las presuntas apuestas ilegítimas hasta las primas a terceros para concluir en el justiprecio de las obras de El Alcoraz. En medio, las trenzas de Almudévar y el aceite del Cinca como dinero enmascarado. El policía ligón con la mujer de Íñigo López. El agente que conminaba a Lasaosa a vender el club y, así, "pelillos a la mar". El juez que tiene sueño y traslada el interrogatorio al fiscal-jefe. Ese wasap sencillo con el que incriminan al bueno de Carlos. Todas esas sombras. La Ley de Enjuiciamiento Criminal hecha añicos (curioso que ahora en las negociaciones de Sánchez con Puigdemont se quiera incidir en el mismo concepto para ajustar temporalmente los juicios).

Están valorando los letrados manifestar su hartazgo, exteriorizar su hastío, mostrar el dolor que a duras penas soportan sus defendidos, exponer su extrañeza por el hecho de que estemos entre tirios y troyanos mientras la sala del Tribunal Supremo haya proclamado por unanimidad en el caso Osasuna que las primas a terceros no son un tipo ilícito. Dudan, y es normal, porque en materias tan sensibles la susceptibilidad de algunas juezas y de algunos jueces linda con la testarudez, pero aplicada a una cuestión tan sensible como devaluar el sentido de la vida de las personas. Oikos, 57 meses, y sin embargo quizás un pensamiento trufado de una mínima humanidad debiera conducir a su final, el que sea. Aunque se quiera dar por pulcra una investigación de la causa general digna en el paralelismo de una obra erigida por Pepe Gotera y Otilio.

 

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