Tiempo de abogados, en las próximas horas las reuniones para plasmar el acuerdo de ampliación de capital en la Sociedad Deportiva Huesca después de la salvación del fútbol profesional van a poner velocidad de crucero para el préstamo convertible con el que consolidar el futuro del club.
No hay descanso para una situación que sólo se ha saldado en lo deportivo. Por delante, una semana intensa y hasta extraña. Curiosamente, por cuestiones procedimentales de derecho laboral, el consejero-delegado cesado, José Luis Ortas, podría retornar a su puesto previo de director general, sólo temporalmente mientras se establece la indemnización. Por otro lado, en el Consejo de Administración se está a la espera de la determinación del presidente Callizo que aseguró que, una vez salvado el equipo, renunciaría al cargo.
Mientras tanto, el nuevo consejero-delegado, Javier Cruz, intenta cuadrar el círculo de unas cuentas que arrojarán unas pérdidas que estarán más cerca de los cinco que de los cuatro millones de euros (superan incluso las previsiones de la Due Dilligence de Costa el año pasado, de 3,5). En dos años, entre 12 y 13 millones de sangría, que no está nada mal y explica la sensación de que no hay que dejar ni los restos de la gestión.
Y, además, es semana de salidas. Ya confirmada la de Sergio Gracia, director de Rendimiento, y en espera la del gerente, Daniel Oliván, al que se ha encargado un informe de situación. No serán los únicos.
El informe habrá de servir para la entrada del Grupo Costa y del Grupo Pini, que tanto monta, monta tanto, con cantidades indefinidas que habrán de determinar y que servirían de momento (en transición hacia una venta definitiva) para disponer un equipo competitivo para la próxima temporada.
Ahora ya no hay maniobras dilatorias ni obstáculos. Ahora, el futuro del Huesca se decide en 3, 2, 1, ¡ya! Días para la solución.