Patrimonio y paisajes ocultos de la Litera

El grupo de caminantes recorrió el barranco de Gabasa y conoció los pozos de hielo de Getsemaní, en Zurita

Pedro Ayuso
11 de Marzo de 2024
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El grupo de Rutas por la provincia con Zurita al fondo.
El grupo de Rutas por la provincia con Zurita al fondo.

Este domingo pasado el autobús de Peña Guara, con 35 senderistas de la sección Rutas por la Provincia, se detuvo al llegar al pequeño pueblo de Gabasa a las 09:30 horas de la mañana. En pocos minutos nos ponemos en marcha y tras pasar por sus estrechas calles llegamos al puente que cruza el barranco; unos paneles explicativos hablan de las posibilidades para disfrutar del entorno.

Al llegar al puente, giramos a la izquierda para iniciar el tramo superior del barranco por el que discurre el río Sosa. Es un bello entorno en el que se ha recuperado un sendero perfectamente habilitado con escalones de madera y sirga metálicas; comienza con un llamativo estanque con abundantes plantas acuáticas. La senda está jalonada de bancos, mesas y carteles explicativos de la flora y fauna; a lo largo del trayecto se observan distintas cascadas, destacando la llamada de Santa Ana. Llama la atención la variada flora del lugar: avellanos, robles, chopos, nogales y olmos, además de gran variedad de flores. Una ligera lluvia nos acompañó durante un rato pero pronto cesó y la excursión se desarrolló sin incidencias meteorológicas.

Se llega a una pista y a una intersección de caminos. Tomamos la dirección de una señal indicativa que nos hace ganar altura por un sendero poco definido hasta alcanzar una pista. Por esta seguimos unos cientos de metros hasta que comienza a descender en una gran curva a la derecha, donde paramos unos momentos para reponer fuerzas y tomar un café, que apetecía.

Aparece un valle y seguimos por la pista ensanchada no hace mucho tiempo. A media altura observamos el gran trabajo realizado por las gentes del lugar que han transformado el fondo del barranco en grandes plantaciones de almendros. Seguimos un par de kilómetros hasta llegar al manantial de Comadivo, este es el nombre de la gran vaguada por la que vamos caminando. Unos metros más y a la izquierda, escondida, se ve la señal que marca Zurita y pozos de hielo.

A partir de aquí comienza un ascenso por una estrecha e inclinada senda; despacio, se alcanza el collado y al fondo se distingue un pequeño núcleo urbano. Finalizado el descenso hay que atravesar un bonito paso natural. Estamos en Zurita, al pie de un roquedo. En los años 60 del siglo pasado quedó abandonado, pero en la actualidad hay varias viviendas rehabilitadas; un entorno que ha recuperado la vida y que vale la pena visitar. Aquí observamos varios paneles explicativos y unas indicaciones que marcan el sendero que hay que coger para llegar a los pozos de hielo y también a Peralta por el barranco de Zurita.

Tomado éste, a unos 100 metros se enlaza con un estrecho sendero balizado que discurre entre carrascas; hay que caminar con cuidado, la ladera es pendiente y el terreno pedregoso. En pocos minutos entramos en una zona abierta, hay un pequeño paso por las rocas que hay que cruzar con precaución ayudándonos de un cable metálico y en apenas 100 metros se pasa por los restos de las construcciones de lo que fue hace siglos una residencia veraniega de los Escolapios de Peralta de la Sal a la cual denominaron Quinta de Getsemaní. Siguiendo las balizas, en escasos minutos se contemplan los pozos de hielo (643 m). Dos se encuentran cerrados en espera de rehabilitación, pero uno se puede contemplar; sólo hay que introducirse en él y al entrar un sistema de luces abastecido por una placa solar nos permite admirar esta impresionante obra de cantería donde se acumulaban toneladas de hielo y de nieve en el invierno para ser repartidas por lugares lejanos a lo largo del verano lo que dejaba, al mismo tiempo, grandes beneficios económicos a los padres escolapios.

Dedicamos un tiempo para disfrutar del entorno y conocer durante unos minutos la historia del antiguo comercio de la nieve y del hielo antes de retomar la marcha. En principio subiremos por una pista hasta alcanzar una zona de magníficos olivos centenarios catalogados como árboles notables; aquí el grupo se desvía a la derecha y toma la pista marcada como PR-HU-113. Iremos acercándonos a Baells; en pocos minutos contemplamos una encina de grandes dimensiones, “L’Ausina de Chorchi”, catalogada en el libro “Árboles notables de la provincia de Huesca”, de Mario Sanz Elorza y Santiago Agón Tornil.

Seguimos la andada hasta alcanzar un desvío; a la derecha marca la dirección del GR-23 para llegar a Peralta de la Sal. Seguimos de frente  hasta llegar a la bifurcación que se dirige a Cuatrocorz; aparece la ermita de Santo Toribio y llegamos a la zona del cementerio; hay en el camino unos pilaret de un Vía Crucis antes de entrar en la población de Baells, núcleo que nos traslada a épocas pasadas medievales donde contemplamos el palacio que perteneció a los Desvalls, marqueses de Alfarrás y la iglesia de La Asunción.

 Son las dos de la tarde. Nos esperan en Benabarre, en el restaurante Mars donde el amigo Miguel y su equipo nos han preparado un magnífico menú para el disfrute del grupo senderista.

A las 17:00 horas emprendemos el camino de vuelta a Huesca. Como hay que conocer la provincia, la vuelta la realizamos por la zona del pantano de Barasona y congosto de Olvena. En hora y media llegaba el momento de las despedidas con el deseo de encontrarnos en la próxima “ruta”; caminaremos desde el puerto de Bonansa hasta Espés Bajo pasando por Alíns de Isábena. Para el próximo domingo, nuestra sección de Turismo ha programado una buena caminata: Castillo de Loarre, Fuenfría, Santa Marina, Loarre.

 
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