¿Quién fue Javier Camarón?

Docente, deportista y empresario, el artículo "bucea" en la trayectoria del profesor, atleta y futbolista al que Intec-Zoiti rinde tributo este sábado en el IV Memorial que lleva su nombre

Miguel Ángel Blasco
07 de Junio de 2024
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Una imagen familiar de Javier con su mujer, Cristina, y sus hijos Javier y Pablo, todavía muy pequeños.
Una imagen familiar de Javier con su mujer, Cristina, y sus hijos Javier y Pablo, todavía muy pequeños.

El Club Atletismo Intec-Zoiti rinde tributo este sábado a quien fuera de uno de sus estandartes, Javier Camarón (1958-2018), con la celebración de la cuarta edición del Memorial de atletismo que lleva su nombre. ¿Quién fue Javier Camarón?. Buceamos en su vida.

Profesor de Educación Física (en el IES Ramón y Cajal desde 2001 hasta su jubilación en 2018, antes también en el IES Argensola de Barbastro y en el IES Pirámide), deportista nato (profesional del fútbol y pasional con el atletismo, que le llevó a la internacionalidad) y empresario (su último proyecto fue el de Pista Libre, junto con su amigo Ricardo Constante y otros socios, con la instalación del Bádminton Huesca). Un referente con mayúsculas en todos los campos en los que desarrolló las diferentes actividades en las que el denominador común fue ser un abanderado del deporte oscense.

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Brilló en el fútbol, al que llegó desde el juvenil del Dosa (Salesianos), pasando por el Lamusa, al Huesca al mismo tiempo que Agustín Lasaosa y catapultados por los hermanos Lapetra en la temporada que los azulgranas ascendieron a la naciente Segunda B. Vistió en varias etapas la camiseta azulgrana (tras Camacho, es el segundo jugador con más partidos en la historia del club con 371) y por medio, con sus estudios de INEF, también fue profesional en el Alcalá y en el Rayo Vallecano.

Çuando terminó su carrera universitaria como licenciado de INEF regresó a Huesca y al Huesca, donde cerró su trayectoria futbolística como jugador y luego como preparador físico en la etapa presidencial de Jesús Viñuales.

Pero con el atletismo siempre tuvo mariposas en el estómago. A los once años José Luis Castán, entrenador de la Zoiti, fue quien le inyectó ese “veneno”, siempre acompañado de su inseparable Berti, quien todavía recuerda cómo entrenaba en un recóndito hueco del viejo campo de fútbol de San Jorge entrenando y haciendo salto de altura para caer en algo parecido a un foso de longitud.

Y Javier, que tocaba todos los palos, prestó atención entonces y un tiempo después fue cuando el propio Castán le animó a que dejara su trabajo en Lamusa y se marchara a descubrir el mundo. Fue a Madrid, empezó a cursar sus estudios de INEF y allí encontró el apoyo del seleccionador nacional de pruebas combinadas, José Luis Martínez. Porque Camarón era el “atleta total”. Fue internacional en esta disciplina y todavía hoy, 41 años después, nadie ha sido capaz en la Zoiti de arrebatarle el récord del club de decatlón con los 6.697 puntos que sumó en 1983. Hasta la pasada temporada tenía también el de triple salto, ahora en poder del jovencísimo Raúl Martín, que esta misma temporada ha vuelto a superarlo.

Empresario, docente y emprendedor. Esas fueron otras de las facetas que acompañaron su cercanía, su trato afable, su personalidad, su sencillez, su humildad y un carácter que invitaba siempre al optimismo y a la amistad.  Puso en marcha varios centros deportivos en la capital oscense, el último fue el de la actual sede del Bádminton Huesca con Ricardo Constante. 

Como profesor, su nombre ha quedado inmortalizado en el Pabellón del IES Ramón y Cajal, que lleva su nombre y que fue el centro en el que se retiró cuando cumrplió con la edad de jubilación y meses antes de su muerte.  “Siempre destacó por su interés y entrega hacia la educación integral del alumnado”, reza la placa que recuerda su figura en el polideportivo del centro.

Sus hijos Javier y Pablo han seguido la estela deportiva y humana de su padre. El mayor, Javier, mantiene su licencia federada con la Zoiti y trabaja en el Hospital Joan XXIII de Tarragona, como especialista en Medicina Interna. “Es el decatlón de la medicina”, ha recordado en alguna conversación con este escribano con una sonrisa, porque al igual que su padre también hizo las pruebas combinadas, si bien en las ligas con la Zoiti se ha dedicado más a los lanzamientos, especialmente el peso.

Javi agradece a la Zoiti que se mantenga vivo el recuerdo de su padre en el club: “Es un orgullo que se pueda hacer esta competición cada año y se le recuerde. La familia tenemos un agradecimiento infinito hacia esta iniciativa”. Una opinióh que comparte su madre, Cristina Mallén, "nos hace mucha ilusión esta jornada".

Javi siempre recuerda más a su padre como entrenador. “Mi padre nos implicaba a todos porque íbamos a todas las competiciones juntos. Fuimos al campeonato de España de veteranos a Torremolinos o al Mundial de San Sebastián, también de veteranos. En Torremolinos fue la primera vez que hice salto de altura y fue allí donde me enganchó el atletismo”, rememora.

Y tanto Javi como su hermano Pablo fueron receptivos a los consejos que les dio su padre, a él en atletismo y a su hermano en el tenis. “Siempre estaba allí. Y lo recordamos que iba con su gorra para el sol y dando indicaciones. Siempre apoyando y dando consejos. Aún me pasa que cuando estoy lanzando en una competición me miro a la grada para recordarlo”, observa Javi.

Unos consejos que iban más allá de la pura competición. “Te dabas cuenta que eran consejos no solo para el deporte porque son de esos que te sirven para el día a día. Si haces algo, hazlo bien, decía. Y pedía estar centrado y sin distracciones. Yo hacía las combinadas, que son como una montaña rusa, e insistía mucho en relativizar las cosas. Si una prueba salía mal, decía que me olvidara de esa y que pensara en la siguiente. Y siempre lo hacía con ese humor y ese sarcasmo que tenía”, señala Javier.

Y, por ejemplo, a modo de incentivo, “le gustaba entrenar con vallas más bajas o con menos peso que el de las competiciones. Lo veía como un estímulo para poner todo de tu parte y llegar al objetivo. Era serio y exigente. Mi entrenador era Dani Durán y mi padre siempre le respetó en la toma de decisiones porque sabía dónde estaba su lugar y por eso se mantenía al margen”.

Pablo, el pequeño, hizo la licenciatura de Educación Física y Deporte, y la muerte de su padre también supuso un gran mazazo porque, por añadidura, perdió de golpe a su entrenador, a su preparador físico, a su consejero y a su taxista, porque le llevaba a casi todos los torneos de tenis en los que participaba y con él entrenaba también en una pista habilitada en una finca familiar.

Pablo hizo sus pinitos en el Atletismo Divertido y fue un buen lanzador de vortex -mandaba el artefacto de lado a lado de la pista-, lo cual apuntaba a ser un buen especialista en jabalina. Finalmente se inclinó por el tenis, donde su padre fue su mejor guía. Actualmente, trabaja en el Club Tenis Osca, donde ejerce de preparador físico, de entrenador personal, da clases de tenis a los niños de la Escuela y también juega con el equipo absoluto, con la misma gran disposición que mostraron hacia el deporte su padre y su hermano mayor Javier. Se siente muy valorado y es en la emblemática entidad donde apunta a echar raíces.

El primer mentor de Javier Camarón, José Luis Castán, lo recordaba así tras su temprano fallecimiento: “Con el tiempo reconoceremos la gran persona que era. Siempre fue una luz y un referente, responsable donde los haya. Era un tío sensato, con ideas muy avanzadas y una gran visión de futuro. Era una mente privilegiada y ejemplar en el ámbito familiar y en todos los terrenos en los que se movía”.

Berti, amigo del alma, presidente del club que le vio nacer en el atletismo, todavía “lo ve” en la Ciudad Deportiva o en cualquier otra pista en la que esté presente la Zoiti:  “Estaba muy implicado, nos orientaba mucho y sus consejos y comentarios valían y pesaban mucho. Viajó con el equipo de Primera División y estaba al tanto de lo que hacían nuestras jóvenes promesas. Javier se dejaba querer por todos y nadie le regaló nada. Dejó un gran legado y una buena semilla”.

Y también Ricardo Constante, socio y amigo de Camarón por los siglos de los siglos tuvo estas palabras en su despedida. “Javier ha sido siempre un luchador, un visionario con las ideas que aportaba, no se ha tambaleado nunca y ha sido fiel a sí mismo y a sus principios. Y por mal que fueran las cosas, la amistad siempre estuvo por encima de todo. Tal vez de cara al exterior no se le relacione mucho pero en Pista Libre - el último proyecto empresarial- era la cabeza pensante y en los grandes torneos siempre era el ideólogo. Tenía unas manos grandes como su corazón y mucha magia. Sabía cómo enfocar las crisis y los miedos. Era un masajista del alma. Cabal y serio, muy comprometido y entregado en el mundo de la enseñanza, su muerte nos dejó a todos huérfanos”, dijo el presidente del Bádminton Huesca en el momento de su muerte.

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