La fiesta anual de la peña azulgrana Foro Oscense en la Peña La Parrilla acogió un emotivo homenaje a Raúl Ferrer, encargado de material de la SD Huesca, en reconocimiento a sus años de trabajo y dedicación al club.
Ferrer, hijo de periodista, fue jugador del Huesca y siempre estuvo ahí, sobre todo en los peores momentos tal y como expresa él mismo. De hecho, echó una mano decisiva en la campaña en la que el Huesca tuvo que salvarse en la última jornada en Ejea de caer a Preferente. Fue en la 1997/98. Por aquel entonces, una Junta Gestora estaba al frente del club y después entraría Jesús Viñuales como presidente. Quedaban 12 partidos y tenían que ganar 11, si no el equipo bajaba a Preferente.
Emocionado durante todo el acto, las palabras de Ferrer pocas horas después de recibir la placa desprenden identidad azulgrana: "Ya son unos cuantos años en el club, por lo que cuando haces algo que te gusta y te sientes identificado con el escudo y con la ciudad, no es un trabajo; es un placer", comenta a EL DIARIO DE HUESCA.
En sus años como jugador, y tras formarse en el club de su vida, logró debutar con el primer equipo en Segunda B a las órdenes de Villanova. Después pasó por equipos de reconocida historia como el Andorra (Principado), Badajoz o UD Levante, ya en Segunda. "Fue complicado porque subías de juvenil y el entrenador, Gustavo Simone, me dijo que estaría del 15 al veintitantos...", analizaba en su día en una entrevista concedida al club. Su gran labor en el Huesca le permitió ir convocado con la selección Sub 19, e incluso puede contar que jugó en un estadio histórico como Wembley.
Hablando de la peña Foro Oscense, Ferrer comenta que se creó por un grupo de amigos "bastante grande". Todos los años realizan una comida y es siempre una fecha muy esperada entre todos los miembros, alrededor de un centenar. "Estoy muy orgulloso, pero el trabajo realmente lo hacen los jugadores".
"Todos los años nos reunimos y cada vez va mejor. Te entretienes con premios, regalos, bingo y un concierto de una banda que viene todos los años. Es un rato agradable con la segunda familia", añade.
Sobre la buena racha que lleva el Huesca, asevera que "estamos todos metidos en el mismo saco, primero por el club y los jugadores, que quieren ganar, todo va sumado". Cuando el equipo gana, como este lunes en Miranda de Ebro, "en la afición y la ciudad todo cambia, hasta en el trabajo las caras son diferentes".
Pero, cuando vienen mal dadas, "ahí estamos los trabajadores para animar". Porque Ferrer tiene una máxima muy clara, y parece que nada ni nadie se la va a cambiar: "A mí siempre me verán cuando las cosas vayan mal, siempre lo he dicho".