Todavía se debe estar secando las lágrimas el bueno de Pepe Sánchez, gran aficionado y ex directivo del Sabiñánigo. Antes del partido que el equipo serrablés debía disputar este domingo contra el Biescas fue “asaltado” por sorpresa cuando desde la megafonía del Joaquín Ascaso se reclamó su presencia al anunciar que se le iba a rendir un homenaje por su contribución y dedicación al club.
Fue el secreto mejor guardado que contó con la complicidad de sus hijas, que le acompañaron al partido. Nadie le dijo nada hasta que los aficionados oyeron que se pedía su presencia en el terreno de juego. Allí fue donde el presidente, Fernando Sancho, y el capitán, Héctor Alcoba, le obsequiaron como merece. Mientras tanto, Pepe, que dicen es hombre duro de pelar en esto de contener las emociones, esta vez se vio superado. Y no pudo evitar que las lágrimas asomaran en sus ojos. Fue un momento realmente emotivo y sincero.

Pepe Sánchez, además de gran aficionado y seguidor del Sabi “de toda la vida”, ha estado muy implicado con el club. Formó parte de la directiva que presidió José Luis Bandrés durante doce años y anteriormente también estuvo con Luis Giménez Buesa. En realidad, siempre ha estado cerca del club y ha acudido a cuantos requerimientos se le han hecho. Es considerado un “manitas”, de esos que dicen que “vale tanto para un roto como para un descosido”. El típico todoterreno, uno de los personajes silenciosos en su labor, siempre eficaz, pero imprescindibles para que un club funcione.
“No soy yo”, decía visiblemente emocionado Pepe Sánchez cuando se sentó en la grada del campo para ver el partido. “No he trabajado para que me dieran nada”, comentaba.
Pues sí, Pepe, has trabajado y mucho. Y bien merecido que tienes este momento de gloria entre los tuyos. La afición que tanto te aprecia y el club al que tanto amas y por el que tanto y tan desinteresadamente te has volcado siempre.