José Ángel Ziganda, con su proverbial tranquilidad, vino a decir al final del partido Burgos-Huesca que había notado un dejà vu, con aquello de que nos acostamos tras el final de la pasada temporada siendo el equipo al que más penaltis le señalaban y así habíamos comenzado. Utilizó como toda queja una analogía espacial: "No se puede arbitrar con un telescopio desde arriba", en clara alusión al VAR, donde operaba Gorka Sagués Oscoz, vasco de San Sebastián que, curiosamente, en diciembre de 2018 recibió el premio Valores de LaLiga por reconocer haber pitado un penalti inexistente contra Las Palmas en el derbi ante el Tenerife, que privó a los grancanarios de la victoria. Está constatado que el acto de contricción no devolvió nada a los amarillos..
En este "La vida sigue igual" que cantara el exportero Julio Iglesias, hay una circunstancia curiosa, y es que el árbitro donostiarra fue el encargado por el Colegio Nacional de Árbitros de explicar a los jugadores del Huesca las normas que los colegiados iban a aplicar en la presente temporada, y, tal y como argumentan todos al unísono con su presidente a la cabeza, aseguró que en esta campaña no iba a haber "penaltitos", ese término despectivo que indica que hace falta mucha voluntad (mala fe o abundancia de dioptrías) para castigar máximamente a un equipo.
Había transcurrido media hora del Burgos-Huesca y un centro lateral da en el brazo pegado con Loctite al cuerpo de Juanjo Nieto. Fuentes Molina no aprecia nada. Sigan, sigan. ¿Quién estaba en el VAR? Un tal Gorka Sagués Oscoz. El juego discurría por los cauces de la tranquilidad y, casi tres minutos después, Fuentes Molina, el valenciano en el césped, detiene el partido. Escucha la explicación de Sagués Oscoz y acude al VAR. En una exhibición de personalidad, el trencilla se va a los once metros y ya saben el resto: marca Curro y empate.
Esto es, quien predica que no habrá penaltitos delata un penaltito en el que hay dos posibles tesituras: una, que en la acción que posteriormente se ve de la mano derecha efectivamente le toque con involuntariedad manifesta y de rebote del hombro izquierdo, y al ser rechace no aplica como penalti; o que directamente sólo toque el hombro, con lo que ni un harto de vino lo señala. Sagués Oscoz incurrió en la primera incoherencia entre lo que explicó a los jugadores del Huesca y su actuación posterior, y lo peor conociendo el truculento historial cada vez que ocupa la sala VAR en partidos del Huesca es que tampoco se puede esperar nada mejor. Así que ajo y agua o alguna queja a principio de temporada, antes de que el club azulgrana cuente las penas máximas con los dedos de más de dos manos.