Este es un artículo de opinión, ambientado por la frescura que a estas horas, 23:45, impera en El Alcoraz. La caldera de 6.100 personas ha dejado paso al vacío y una brisa nocturna desconocida. Quizás sea una metáfora de unos brotes verdes que todavía requerirán muchísimo seguimiento porque esto del fútbol es muy puñetero y muy traidor. Pero traigo a modo de pensamiento rápido unas consideraciones:
1.- La vuelta de Agustín Lasaosa. 1.924 días después, estaba en el lugar que nunca debió abandonar, y del que fue desalojado por una instrucción y una investigación propia de Mortadelo y Filemón. Ha estado arropado por autoridades, no se sabe si como síntoma de apoyo a él o al club, que tanto monta, monta tanto.
2.- Tíos que se juegan sus perras. En el palco, Alfonso García, uno del tándem de Arqa, grupo del tándem salvador con sus 6,1 millones conjuntos con Costa. Como en el juego de las siete diferencias, en minutos se encuentran. Estos tíos van a cuidarlas y esa es la mejor garantía para todos.
3.- La presencia de Manuel Ollé. Hasta los tuétanos de trabajo por su defensa procesal en el caso Begoña Gómez del rector de la Complutense, ha hecho un esfuerzo sobrehumano porque, como presidente de la Fundación Alcoraz, tenía que estar en un partido tan simbólico.
4.- 6.127 personas. 23 de agosto. Nada, pero que nada mal. Quizás sea por el camino de la ilusión. Como esto va de libertad, cada cual que lo interprete.
5.- Ambiente de fútbol. Después de dos temporadas, y sobre todo la última, con una atmósfera viciada, todas las miradas en el césped. Alivio.
6.- La labor de Antonio Hidalgo. No puede extraer más rendimiento ni ser más rápido en las decisiones. Ha cambiado el partido con la entrada de Valentín, que este sí que refresca el ambiente porque rasga el viento.
7.- La llave de judo. El entrenador del Huesca y el del Deportivo de la Coruña (jugadorazos) han disputado un combate de artes marciales. El nuestro se ha aprovechado de los pasos atrás del vasco (cambiar a Mella, Soriano y Yeremay es como para que tire el cohete de San Lorenzo) para la mordedura del escorpión. Que también para esto hay que tener suerte.
8.- ¡Dios mío! ¿Dónde están? Este club tiene que recuperar, los nuevos rectores sabrán cómo, la sabiduría para atraer jóvenes talentos. Ver en el Dépor a los tres jugadores aludidos con Lucas Pérez al mando es una delicia para el amante del fútbol y un sufrimiento para los rivales. Por cierto, ese diablo que es Soriano procede de donde procede. ¿Ya no somos atractivos para las cesiones de grandes?
9.- Un partidazo de verdad. Ha habido tantas oportunidades que esto parece el fútbol de los años sesenta del siglo pasado. Reinvención y reaprendizaje necesita el fútbol.
10.- Esperanza. La afición necesitaba una corriente de esperanza. Aquí la tiene, aunque el club es consciente de que a Hidalgo hay que darle más mimbres. Con esos 400.000 más los 180.000 de Kevin Carlos, igual se hace un poquito de faena.
Como el fútbol es cosa de once, la última: ¡qué bien dormimos este 23 de agosto de 2024! ¡Quién sabe! Quizás... ¿Y si...? Otro soplo de brisa me está refrescando la ilusión. Reguemos los brotes.