Este deporte es tan sencillo como definía mi padre: 22 tíos en calzones (entonces no había femenino) que corren detrás de un balón para intentar meterlo en la portería a la vez que procuran que el rival no haga lo mismo. Hubo otras apreciaciones apodícticas como aquella de que el balompié lo disputaban once contra once y siempre ganaban los alemanes. Procedían, seguramente, de los mismos admiradores del país teutón que sostienen que hay solamente dos marcas de coches: las alemanas y las demás.
Más allá de que resulta una simplificación, esconde más verdad que las actuales elucubraciones impregnadas de pedantería, las de los del palo largo y el palo corto, los que proyectan a los jugadores por las bandas y los que a ser conservadores le llaman especular. Warren Buffet se mofaría Tienen razón los entrenadores cuando se quejan de los analistas que convierten en certidumbre evangélica los 5-3-2, los 4-4El ún-2 o los 4-2-3-1. Combinaciones magníficas para una lotería primitiva y que no son más que un seguidismo digno de antiguallas respecto a aquel esquema de cuando yo empezaba a ver fútbol en 1968, que era un portero, dos laterales y un central, dos centrocampistas de distintas virtudes y cinco delanteros. En estos tiempos, hubiera sido imposible identificar a Los 5 Magníficos, por ejemplo. O, como decía mi padre, aquella delantera posible con escatología incluida de Losco-Jones-Del Sol. No se les ocurra convertir la j en y para hacerse los angloparlantes.
El Huesca ha disputado hoy contra el Sporting de Gijón -que tiene jugadores sobresalientes- el partido más completo de la temporada. El único en que no se ha descompuesto por fases y se ha regenerado por fases. Y alegra que, después de la etapa anárquica de Guilló, los tres puntos hayan llegado por la vía del orden, de la seguridad, de jugar muy juntitos y solidarios, de asumir la responsabilidad para no cometer ni un sólo error obscena. En ocasiones, la que llaman riqueza táctica es una invitación a la vulnerabilidad. Esta, hasta el mercado de invierno para que Bolo tenga una plantilla propia, es el camino. Y de momento la primera meta en El Alcoraz ha dejado un buen sabor de boca.