"Hay hombres que luchan un día y son buenos.
Hay otros que luchan un año y son mejores.
Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos.
Pero los hay que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles".
El poema de Bertolt Brecht ha acompañado importantes discursos de cientos, de miles de motivadores, desde la política (a Arturo Aliaga le encantaba) hasta la economía. En el fondo, la Sociedad Deportiva Huesca es una empresa en su acepción más estricta, acción o tarea que entraña dificultad y cuya ejecución requiere decisión y esfuerzo, además de la mercantil. Lean bien, palabra por palabra, la definición. Lo que nos une es un empeño, una enseña, compleja y, como tal, exigida de determinación y de sacrificios.
Así, en ese sentido riguroso, se ha desempeñado sobresalientemente el equipo de Antonio Hidalgo durante todo el sorprendente, por brillante, curso y ha llegado al final en unas ocasiones exhausto, en otras dañado, en otras sometido a arbitrariedades colegiales que tienen su influencia en el devenir de la competición. Son, por así decirlo, imperativos o impredecibles que pueden marcar un destino. Ante estas fatalidades, poco podemos replicar. Están en otra área ajena a nuestras posibilidades.
En esta ilusionante singladura en la que se botó el barco en situación de desahucio y, jornada a jornada, se ha convertido en un navío lustroso, alcanzamos una de las últimas etapas en posición privilegiada. A pesar de los bombardeos y de los icebergs que han amenazado la proa y la popa, el babor y estribor, la tripulación ha respondido de manera coralmente adecuada y, en algunos casos, sobresalientemente.
Quedan cuatro partidos y han de ser para quienes de verdad son capaces de adoptar una actitud proactiva, inteligente, prudente. Esto es, comprometidos con el proyecto, respetuosos con la afición, con la ciudad y con la provincia, concienciados de la necesidad de actuar responsablemente, sin caer en estímulos negativos y con la mente tan limpia que el filtro permitirá pasar los errores pero no las negligencias, no las frivolidades, no las faltas de concentración.
En las últimas citas, el Huesca se ha visto debilitado por las lesiones, por sanciones y por errores ajenos, pero también por insensatas actuaciones propias en la gestualidad y en la trivialidad inconsciente. Todo hay que medirlo, porque en cada centímetro nos lo jugamos. La equivocación es perfectamente perdonable, la superficialidad en el desempeño de un profesional ha de tener consecuencias.
Estoy seguro de que no es un consejo que necesite Antonio Hidalgo, que es un dechado de trabajo con las cabezas. Pero, como seguidor del Huesca en lo sentimental y en lo profesional, me gusta que los que salten al césped sean tipos que, de verdad, nos respeten con su actitud. Esto va de voluntad, de querer, sean veteranos o sean imberbes. Si los que creen y tienen más hambre son los menos experimentados, paso adelante para los jóvenes. Sólo sirve sumar, porque restar conduce a la frustración. Y a tirar por la borda el sacrificio coral. Y esta pedazo de afición no lo merece. Dicho lo cual, FSSR. A enderezar la realidad con confianza y fe. Con los imprescindibles. Día a día, minuto a minuto.
P.D.: Estoy seguro de que los lectores, inteligentes en su comprensión lectora, leen entre líneas los nombres de los aludidos por el perjuicio que han causado en las últimas fechas. Los sobreactuantes, los que se borran o los que se emplean infantilmente en un deporte donde sólo pueden triunfar los verdaderos profesionales.